| Y volver, volver: ave fénix del PRI Por: EL INFORMADOR 16 de junio de 2008 - 23:00 hs Consintiendo el triunfo de Fox, la noche del 2 de julio de 2000 hubo quienes dieron por muerto al priismo y le oficiaron los servicios fúnebres. Los primeros en aceptar aquella defunción fueron los mismos priistas, empezando por el propio presidente del partido, mismo que se encargó de apabullarlo todo aquel sexenio hasta colarse como el candidato que hizo, tal cual, todo lo que debía hacerse para lograr el máximo desgaste a su partido (como si su inconsciente psicofreudiano le pidiera vengar la sospechada muerte trágica —en los sesenta— de su traicionado padre). Hoy, a ocho años transcurridos, dos elecciones presidenciales perdidas y desplazados en el Congreso de la Unión, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) reaparece, más por la debilidad de los otros que por su fuerza propia, pues ahora se trata de preferir a quien la riega menos. Según encuestas recientes, el PRI surge a la cabeza de las preferencias presidenciales con 30%; le sigue el Partido Acción Nacional (PAN) con 24.6% y el de la Revolución Democrática (PRD) con 15.8%. A la pregunta ¿cuál sería el partido por el que usted nunca votaría?, en el primer lugar de rechazo aparece el PRD con 43.1%, le sigue el PAN con 16.2% y el PRI con 14.5%. Las cosas pueden cambiar, pero los sondeos hoy favorecen al PRI para las elecciones de 2009 y hacia 2012. Al volver, el PRI se encontrará con nuevas condiciones que son importantes reconocer, pues los tiempos ya no son los mismos de antes. Sobre todo, las causas de transparencia y rendición de cuentas públicas (puestas ya al escrutinio de una sociedad civil más libre y mejor comunicada) pondrán a prueba la inteligencia política que todavía le podría quedar al partido. Sin embargo, hemos llegado a reconocer que el sistema político mexicano de aquel “priato” descansó sobre una convenida farsa democrática que se sostenía con la subordinación de las instituciones públicas a ese enredoso tejido elástico de complicidades, relaciones formales frecuentemente contradictorias y compromisos sombríos que se convirtieron con el tiempo en forzados remiendos de malabarismo político; donde se llegaron a confundir las distinciones entre el Estado, el Gobierno y el partido oficial (y hasta algunas empresas). Su existencia se debió a la sumisión plena ante el omniseñor Presidente de la “República” en esa afamada “Dictadura Perfecta”. La clave de su éxito fue la sagrada no-reelección, un periodo sexenal infalible y una sucesión acordada y asumida según la situación política del momento, mediante un “sufragio efectivo” a modo. La preocupación menor era siempre cómo minimizar la desfachatez de un proceso democrático simulado, tanto en las elecciones como en el ejercicio posterior. Esto, naturalmente, dio lugar a algunas formas e instituciones… digamos “bizarras”, para no ahondar más en ellas ahora. Bajo aquella sombrilla, los priistas sabían hacer política eficaz; negociaban en lo oscurito teniendo el mango del sartén y el peso del Estado a su favor, haciendo propuestas “que no se podían rechazar” bajo la consigna de mantener el poder (y un poco las apariencias) a como diera lugar. Quienes analizan y comentan sobre esto, en su mayoría reconocen que aquella capacidad tradicional de nuestro sistema político se está agotando y que la alternancia verdadera ya no consiste solamente en relevar al señor en la silla presidencial, sino también en mudarse entre partidos y corrientes políticas; tanto que ya no se sabe bien a bien, quién es quien. Hoy, la situación ya es distinta; la perfección dictatorial se ha esfumado en la imperfección democrática. “Nunca puedes bañarte dos veces en el mismo río”, decían los sabios antiguos, “pues al volver, sus aguas ya serán distintas”; el río es otro, el país es otro, ¿y el PRI? Pues tiene ahora la última oportunidad en su vida. ¿Podrá no regarla? NORBERTO ÁLVAREZ ROMO / Presidente de Ecometrópolis, A.C. Correo electrónico: nar@megared net.mx Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones