| Visión y decisión Por: EL INFORMADOR 24 de julio de 2008 - 23:00 hs El cambio de mando es el eventual recurso para el establecimiento de nuevas reglas en las instituciones públicas o privadas. El caso de México no es único ni aislado considerando las innovaciones en el mundo, la cercanía con el país más poderoso de la actualidad y la puesta en marcha de un sistema democrático. Vicios, virtudes y cambios Añadimos el que durante 70 años conocimos sólo un sistema derivado de la lucha armada que nos trasladó del cacicazgo a la dictadura y del caudillismo a emergente sentimiento revolucionario. Cada uno tuvo su respectiva motivación y valor. Hoy la circunstancia es técnica, urbana, aplicada a la solución de problemas ancestrales como la miseria, la salud y la alimentación, con la adicional comunicación que impone desde modas transitorias hasta satisfactores imprescindibles creados a través de la comunicación en un grado de imposición virtual y real. La asimilación o al menos comprensión de estos cambios predisponen un estado de ánimo desconocido por las generaciones del pasado y provocan la reflexión respecto a la falta de identidad en los núcleos urbanos sobrepoblados, donde todo es insuficiente, a partir de servicios con desgaste acelerado y exponencial. El recurso de la planeación quedó atrasado. Se impone la modernidad con su breve estancia en el poder que es desplazado por nuevos sentidos de vida. Comprender es imprescindible, o al menos intentarlo, en el ineludible tránsito que nos enfrenta a la insuficiencia de las arterias construidas para otros vehículos y diferente volumen vehicular. Luego entonces no es extraño que se requiera su reparación constante y con ella los drenes por donde corría una corriente inferior de agua de lluvia. Si a lo apuntado se agrega la densidad poblacional extendida en la Zona Metropolitana de Guadalajara, habremos de concluir en la necesidad de crear y fortalecer una nueva cultura de coexistencia en sociedad con la contribución de niños, jóvenes y ancianos convencidos de nuevos requerimientos, pero también de su cuidado y tratamiento como es la flora o el de los desechos, la cultura vial y la responsabilidad social en el más amplio sentido del concepto. Las recomendaciones sobran y las solicitudes llegan al extremo del reclamo social cuando los acontecimientos tocan extremos, vulnerando intereses o segando vidas. Por desgracia, la multiplicidad de hechos vergonzantes para toda sociedad destruye la sensibilidad abriendo espacios a la indolencia, la indiferencia, la negligencia y el cinismo corruptor y destructor de los valores sociales. Bien vale el tiempo empleado a reflexionar un poco acerca de las circunstancias que tocan vivir. Dios nos guarde de la discordia. CARLOS CORTÉS VÁZQUEZ / Consultor en comunicación. Correo electrónico: sicpm@informador.com Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones