Viernes, 18 de Abril 2025

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¿Vidas paralelas?

Por: EL INFORMADOR


Fue Plutarco (50-126) al que se le ocurrió escribir sobre las “Vidas paralelas”, y lo que nos queda de ellas son sólo 22 pares de biografías —una biografía romana, con su paralela tomada de la antigua Grecia— con diferentes personajes que se van alternando entre héroes legendarios, como Rómulo y Teseo, algunos famosos oradores como Demóstenes y Cicerón y políticos como Pericles y César. Es una obra escrita hace dos mil años por ese erudito que deseaba integrar y festejar —a como diera lugar— esas dos culturas, una, la romana que le tocó vivir durante el gobierno del emperador Claudio y la otra que siempre amó, como fue la griega de la antigüedad y que resultó ser su patria chica, pues nació en Queronea —ahora Capranu— una ciudad griega en la Beocia occidental, junto al Río Céfiro y no muy lejos del monte Parnaso. Fue en su madurez cuando se puso a escribir estas vidas. Entonces vivía en la Isla de Delfos, cerca de la Mikonos, en ése que fue el santuario de Apolo, donde nació bajo una palmera —”yo estuve allí”
, como decía Goya—, donde inició su restauración generosamente.

Después de este trabajo, siglos después no tardan en aparecer otras vidas, si no paralelas, perpendiculares, como las que escribía el poeta David Huerta en “La Plaza”, en una época gloriosa del suplemento de “El Economista”, a principios de los noventa y, siguiendo esta analogía geométrica, él escribía sobre algunas vidas opuestas, una a la otra, que se cruzaban en algún punto imaginario dentro del espacio y del tiempo, con cualquier clase de coincidencia fortuita.

Algo parecido encontramos ahora en el espacio político de este escenario de la vida pública en la capital de la República, como es la del señor de Los Pinos y la del señor del palacio del Ayuntamiento, dos hombres que no se hablan entre sí, pero que, quieran o no, comparten un mismo espacio y tiempo en nuestra política y que coinciden, en ese encuentro forzado por las circunstancias, en un estilo de gobernar que contrasta furiosamente con la de sus mutuos predecesores, como el Fox parlanchín, que habitaba en la cabaña de Los Pinos y que se la pasaba gesticulando desde que Dios amanecía, y la vida perpendicular del Pejelagarto, también parlanchín de madrugada, que abusó del poder que ocupaba para preparar y hacer su campaña que pensó lo llevaría —aunque siempre lo negó— a Los Pinos, o como proponía, al Palacio Nacional, ése que da al Zócalo donde se siente como pez en el agua.

Calderón y Ebrard son vidas perpendiculares, pero que actúan en paralelo: tienen metas a lograr, son constantes y concentrados, pero, sus mujeres resultan perpendiculares: una es recatada, bien educada y obediente Primera Dama y, la otra, es una actriz que escandaliza, por eso creo que se trata de una geometría donde sus vidas son paralelas en el tiempo, perpendiculares con sus mujeres y tangenciales porque no se hablan en ningún momento.

MARTÍN CASILLAS DE ALBA / Escritor y cronista.
Correo electrónico: malba99@yahoo.com

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