Lunes, 16 de Junio 2025

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“Vacaciones tumultuarias”

Por: EL INFORMADOR

Ayer decíamos...

Este domingo marca el final de las vacaciones. Quienes viajen este día, llegarán hechos pedazos, carreteras llenas, bolsillos vacíos, vendrán como cabeza recién despiojada: doloridos, pero contentos.

Ciertamente las costumbres de Semana Santa han variado y aunque muchas personas siguen conmemorándola como fenómeno religioso, otros deciden en cambio, tomar vacaciones en diversos sitios, siendo las más populares las que se toman en la playa, hay quienes prefieren las montañas, u otros sitios como son ciudades coloniales o ruinas, pero los principales sitios vacacionales son a las playas y a pesar de que somos un país playero de a madres todas se llenan, claro que hay niveles, si usted se va a una playa solitaria, pensando que cuando mucho se va a encontrar a Robinsón Crusoe, pues se equivoca, según expertos del departamento de turismo playero lo más sola que se puede encontrar en una playa ultrasolitaria son 12 familias, en realidad de 12 a 100, y si no me lo cree cuente cuántas familias había en su vacación, la cosa va complicándose, ya que se considera una playa solitaria a la que asisten en este periodo al mismo tiempo entre 100 y 500 familias, una playa estándar será aquélla en la que convivan entre 500
y mil familias y más de 200 vendedores de cerveza en carpa, si además consigue usted algo de arena y de mar, pues usted estará en una playa de las comunes ya que las muy visitadas son absolutamente indescriptibles.

Tolito dijo estar bien en sus relaciones con el Señor ya que el tío opina que el que peca y reza empata, lo cual no es apoyado por ningún teólogo serio o no, pero el argumento fue suficiente para que la tía Meme, mujer de antes, obedeciera y se preparara para la expedición, esta sumisión que parece tan extraña a muchas féminas actuales.

Conociendo a Tolito, mi solitario lector ya deberá haber imaginado que el único elemento con que contaba para el viaje era su entusiasmo, pues de lana nadita, por lo que se dio a la tarea de convencer a un vecino, propietario de una troca para tener transporte y habitación durante la vacación, lo que no le fue difícil ya que el propietario del vehículo tenía una carga que entregar en la resolana y de ahí al mar tan sólo hay un pequeño tramo y así partirían rumbo a la Barra de Navidad.

Al día siguiente subieron una estufa con su respectivo tanque de gas y nueve colchones, dos anafres y las provisiones que en cada casa había, las que eran más bien escasas, pero según Tolito suficientes ya que en el mar fácilmente conseguirían pescado fresco que ellos mismos pescarían, la excursión la completaban las hijas de Tolito, la mamá y esposa del dueño de la troca y una tía y dos sobrinos que llegaron de Yuriría y que se agregaron a la expedición.

Muy temprano partió la odisea que bien podía haber sido llamada proa al infierno, en la cabina se instalaron el dueño del vehículo y mi tío Tolito, quien afirma que su cuerpo no fue creado para el dolor sino para el confort: en la caja iba la carga, los colchones, la estufa, las provisiones y el resto del personal, a la tía Meme, dado el tamaño de trasero que porta, le pusieron un equipal grande que le quedó justo.     

Olvidaron explicar al personal que el amigo de la troca viajaría por la ruta de Autlán, tierra de hermosos paisajes que pueden verse desde las 12 mil curvas que hay de aquí hasta allá; con el curverío no le quiero decir cómo quedaron Tolito y el que iba manejando, se bajaron mareadísimos y no le cuento cómo les fue a las que iban en la caja, sólo les diré que terminaron capeadas en basca.  

Lo cierto es que tuvieron que contratar el servicio de lavado de una fábrica de limpieza de mangos, donde les permitieron una manguera de presión con la que pudieron lavar la mercancía que llevaban, medio limpiar aquel desastre de vehículo, adecentar un poco a las mujeres que ahí viajaban, a la tía Meme hubo necesidad de quitarle el asiento que se le pegó al lomo, se la separaron con algo de dolor ya que la carnosidad de la tía hizo vacío en el equipal y debemos decir que estaba furiosa, con el siseñor al rojo vivo.

Los colchones los lavaron a presión y la verdad que quedaron muy limpios, pero sí tenemos que reconocer que quedaron oliendo a ostionería.

Entregada la mercancía, muy a fuerzas porque olía a rayos, siguieron el viaje, como la tía no se podía sentar, la amarraron de panza al techo de la troca, con sus rotundidades al aire, la verdad se veía muy chistosa, desde luego que la troca se paraba cada 20 minutos a checar si la tía seguía viva, al llegar a la barra hubo un problema porque los paró una patrulla ecológica ya que al ver cómo llevaban a la tía, pensaron se trataba de un atún gigantesco y al darse cuenta de su error ya no hallaban que hacer.

Por fin lograron un estacionamiento como a 500 metros de la playa, las primas se volcaron a curar a la tía, en tanto que Tolito obsesionado con llegar al mar, se batió como comando en Bagdad hasta que por fin logró llegar al océano, donde pudo sentir las cálidas y amarillas aguas de la bahía.

CARLOS ENRIGUE / Abogado.
Correo electrónico: ayerdeciamos@hotmail.com

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