Lunes, 20 de Mayo 2024

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Uso de fertilizantes orgánicos

Por: EL INFORMADOR


Aunque indefinido el término, sin embargo, se ha hecho un concepto universal aplicado principalmente, contrarrestando el uso de productos industrialmente sintetizados, los que se encuadran en el marco de los pesticidas, sean insecticidas, fungicidas, bactericidas, y nematicidas; también y desafortunadamente, se señala a los fertilizantes minerales, como culpables junto a los anteriores como contaminantes del suelo con repercusión en la atmósfera.

Los mexicanos hemos sido muy susceptibles a la animosidad por las “novedades”, sean éstas de cualquier origen. Proclives al malinchismo por un esnobismo demostrado en las costumbres, en la actualidad la sociedad se ha ido con la finta de una terminología que nos invade cotidianamente; así, se escuchan los términos orgánico y ecológico. Y, como el refrán callejero lo dice: a río revuelto ganancia de pescadores. Con el mucho hablar y la poca sustentabilidad para entender y aplicar adecuada, o acertadamente las palabras que aluden el origen de los productos, ha surgido en el mercado de productos agrícolas al consumidor, cierta reticencia, exigencia y, discriminación que sin duda alguna confunde al consumidor confiado así como extraña al productor y vendedor este tipo de comportamiento en la oferta y la demanda.

El engaño y la desconfianza

Más rápido que el canto de un gallo y (populos dixit), y como si fueran hongos proliferan las ofertas de productos de buen envase y etiquetado, que suponen ser orgánicos y por tanto ecológicos. Esta colaboración en esta página amable y dominical hace una trinchera de la experiencia concluyendo que toda estructura es orgánica por antonomasia.

Las inquietudes por el uso reciclado de las materias naturales para uso agrícola, son tan antiguos como el mismo hombre que en su tiempo decidió ser sedentario para dedicarse a conocer y, de alguna manera cultivar vegetales que le fueron útiles para su alimentación. No podemos soslayar el encuentro de la tradición con la tecnología de nuestro tiempo; sólo que antaño no se tuvieron los medios publicitarios incisivos para enfatizar una calidad dudosa; de ahí que aparezcan las dudas y no se quiera sentir engañado el consumidor, pero...

Aclaremos

Todos los vegetales producen compuestos de diversa índole que como algunos alcaloides pueden ser nocivos o necesarios al organismo animal, incluido el hombre por supuesto. Remembranzas de los años de la primera enseñanza nos vienen a la memoria, así tenemos al reino animal, al reino vegetal y al reino mineral; de éste último provienen la mayoría de los abonos de nutrición para las plantas. Son pues productos minerales que, sencilla y llanamente no pueden contaminar porque son organismos de la naturaleza misma. Sin embargo, para salud mental de nuestros amigos productores, agricultores y lectores interesados, pasamos a la descripción que involucra los términos de la cabeza de columna.

La mayoría de los abonos orgánicos (de origen vegetal o animal), contienen varios elementos nutritivos particularmente, nitrógeno y fósforo, así como pequeñas cantidades de potasio y elementos menores, cuya concentración es, sin embargo, esencialmente más baja que la de los fertilizantes minerales. A pesar de ello, los abonos orgánicos no debemos valorarlos únicamente por su contenido en nutrientes, sino también por el benéfico efecto en el suelo. La materia orgánica de éste activa los procesos microbiales fomentando simultáneamente su estructura, aireación y capacidad de retención de humedad. De ahí, que en esta columna hagamos frecuentemente hincapié en que la cantidad de materia orgánica en el suelo, debe fluctuar entre cinco y siete kilos por metro cuadrado. Así pues junto con ello la materia orgánica actúa como regulador de la temperatura edáfica (recordamos a nuestros ancestrales agricultores que decían no se debía sembrar en tierra fría), retarda la fijación del ácido fosfórico mineral, y suministra pr
oductos de descomposición orgánica que incrementa el crecimiento de la planta. Así mismo representa una fuente de lento y uniforme suministro de nitrógeno, ejerciendo con ello una favorable influencia sobre el contenido proteico de las plantas.

El bien entender del asunto

En virtud de estas propiedades, los abonos orgánicos crean frecuentemente las condiciones necesarias para la eficacia del empleo de fertilizantes minerales. La creación de condiciones locales ideales para los vegetales es, sin embargo, solamente posible mediante la interacción de los abonos orgánicos y los fertilizantes minerales, dado que los primeros favorecen las propiedades edáficas, y los últimos aportan los nutrientes vegetales.

Las substancias orgánicas con muy bajo contenido de nitrógeno o, en principio con elevada relación calcio/nitrógeno por ejemplo la paja, y otros esquilmos secos de cosecha, suelen originar temporales deficiencias de nitrógeno en la planta, las cuales se traducen en una disminución del rendimiento. Dado que los microorganismos del suelo, que son básicos para la fertilidad del suelo, requieren una determinada cantidad de nitrógeno para la realización de la descomposición de la materia orgánica edáfica (cuando se prepare una composta adecuadamente ésta debe llevar nitrógeno), es menester por ello, que ésta pues tenga dicho elemento, ya que, en caso contrario ¡ojo! Será extraído del suelo. Tal nutriente (el nitrógeno) es requerido por los microorganismos para la realización de la síntesis de sus propias substancias corporales, quedando liberado de su fijación temporal sólo mediante la muerte de ellos. El empleo de materias orgánicas pobres en nitrógeno (recordamos el lamentable engaño de la basura lavada allá en
Los Belenes de Zapopan), deberá ir siempre acompañado de una intensa fertilización mineral nitrogenada, a fin de evitar deficiencias en la planta.

Hablemos del estiércol y la composta

El estiércol de cualquier origen animal ha estado presente y desde tiempos inmemoriales, en nuestros agricultores; sólo que, desafortunadamente una gran mayoría de creyentes en el concepto, ignora el rango de contenidos en él. Hay una diferencia enorme entre la calidad del estiércol de cerdo y el de borrego, por ejemplo. Habida cuenta, que no acostumbramos dar el tratamiento requerido a este tipo de abonos orgánicos, porque, expuestos a la intemperie pierden la cantidad de elementos que pudieran retener, sirviendo así únicamente como un sustrato de materia orgánica cuasi inerte.

El estiércol y la composta, esta última no bien entendida y manejada para su preparación, ha sido motivo de controversias entre el usuario común. Sin embargo, estiércol y composta, resultan ser en muchas regiones con cultivos de vegetales en culturas diferentes a la nuestra, los abonos orgánicos más usuales. Su contenido en nutrientes tiene una amplia fluctuación, según sea el tipo de animal de procedencia, (vacuno, caballar, asnar, aviar, ovino, caprino o cunnícola –conejos y etc.), el forraje que reciba y el mantenimiento que se le brinde. Nuestro caminar por esos ranchos de Dios, nos ha comprometido a evaluar promedios de contenidos de nutrientes en los materiales que nos ocupan renglones arriba, así los números van de un cero tres por ciento de nitrógeno; de un cero uno a un cero tres por ciento de ácido fosfórico; y de un cero punto tres a un cero punto cinco por ciento de óxido de potasio. La literatura de datos estadísticos apunta que la composta desempeña un papel muy importante en regiones donde no s
e cuenta con animales domésticos.

Los llamados abonos verdes

El concepto de utilizar “abonos verdes” se sustenta en las necesidades de mejorar las condiciones del suelo agrícola, estimando los tres estados básicos del mismo: físico, químico y microbiológico. La economía de los futuros cultivos y un mejor manejo de la inversión van de la mano para alcanzar los objetivos primero de los cuales, es hacer un suelo rentable en cada metro cuadrado de su superficie.

Así pues la aplicación de abonos verdes representa, hasta donde las condiciones de humedad lo permitan, una económica y eficaz contribución al mejoramiento de la fertilidad del suelo. En los casos en donde el agua resulta ser un factor limitante deja de ser conveniente realizar la siembra de abonos verdes, puesto que ello, a causa de la escasez de humedad, puede ocasionar trastornos en el cultivo siguiente o posterior. Si los abonos verdes a utilizar son leguminosas aportan ellos mismos considerables cantidades de nitrógeno al suelo. La fijación de nitrógeno por las leguminosas será tanto mayor, cuanto mejor sea el abastecimiento fosfórico y potásico del suelo. (No obstante es necesario de una manera indispensable la alcalinidad del suelo por sobre el siete que es el neutro; además, debe haber presencia de boro. Elemento mínimo, pero indispensable decimos, para que los microorganismos fijadores de nitrógeno del aire funcionen óptimamente. Por tal razón resultará provechoso, en general, fertilizar los cultivos
destinados a abonos verdes con fósforo y potasio, especialmente porque con ello se propician condiciones de beneficio para los cultivos posteriores.

Valoración de los beneficios

Uno; son una lenta y duradera fuente de nitrógeno orgánico combinado. Dos; liberan y movilizan las sustancias del suelo. Tres; fomentan la estructura y consistencia franca del suelo. Cuatro; incrementan la actividad microbiana. Cinco; abastecen también al subsuelo con materia órganica. Seis; aflojan las partículas en forma natural. Siete; son medios de defensa contra la erosión.

Toda la nacencia de la maleza en tiempo de aguas puede utilizarse como abono verde al enterrarla con pasos de rastra y cuando la altura del vegetal tiene un máximo de 25 centímetros.

ROBERTO SIERRA B. / Ingeniero agrónomo, asesor y consultor.
Correo electrónico: ing.sierra@yahoo.com

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