Jueves, 12 de Junio 2025

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Trigo sin paja

Por: EL INFORMADOR

Temas para reflexionar

En México, el Gobierno, en refinamientos hipócritas, retorcidos y engañosos, se reservó durante muchos años el privilegio para preparar, realizar, computar y calificar las elecciones. La Comisión Federal Electoral la presidía el secretario de Gobernación; en su integración, la alianza del Gobierno y el P.R.I., se reservaba cuidadosamente la mayoría para incorporar al debate la pirotecnia verbal, el brillo del barniz democráticos, y mientras los integrantes discutían, reñían y discrepaban, el Gobierno y su partido permanecían impasibles y tranquilos desde la cómoda posición que les otorgaba el disfrute de la mayoría. El Gobierno y el partido sabían que el debate es ropaje versallesco para adornar la noticia, barniz para el disimulo de la antidemocracia, y pintura multicolor para disfrazar de modernidad política lo que el laureado escritor Mario Vargas Llosa calificó como una dictadura perfecta.

Es muy longeva la vieja discusión de hasta dónde los humanos pueden disponer de su ser y de su cuerpo, y hasta dónde se puede permitir que las iglesias, el Estado y toda laya de autoridades pretendan inmiscuirse en esa ínfima parcela de la creación que es la ínsula de nuestro cuerpo.

La nueva generación de poetas manejan un lenguaje inentendible; manejan ideas puras, conceptos intelectivos y abstracciones sin mensaje ni emoción. El exagerado subjetivismo de sus poemas sólo son comprensibles para quienes los escribieron.

Los llamados moros eran españoles de cultura islámica que en España habían vivido durante ocho siglos, 32 generaciones, y allí habían brillado como en ninguna otra parte. Muchos españoles ignoran, todavía, los resplandores que han dejado aquellas luces. La herencia musulmana incluye entre otras cosas, la tolerancia religiosa que sucumbió con los Reyes Católicos; los molinos de viento, los jardines y las acequias que todavía dan de beber a varias ciudades y riegan sus campos; el servicio público de correos; el vinagre, la mostaza, el azafrán, la canela, el comino, el azúcar de caña, las albóndigas, los frutos secos; el ajedrez; la cifra cero y los números que usamos; el álgebra y la trigonometría; las obras clásicas de Anaxágoras, Ptolomeo, Platón, Aristóteles; Euclides, Arquímedes, Hipócrates, Galeno y otros autores, que gracias a sus versiones árabes se difundieron en España y en Europa; las cuatro mil palabras árabes que integran la lengua castellana; y varias ciudades de prodigiosa belleza, como Granada, q
ue una copla anónima cantara así; “Dale limosna mujer; / que no hay en la vida nada / como la pena de ser / ciego en Granada”.

La Encíclica Rerum Novarum decía: “No habléis del cielo a los obreros mientras tengan el estómago vacío”.

Gandhi, el enorme guerrillero del pacifismo, dijo: “El amor es todo aquello que dura el tiempo exacto para que sea inolvidable”.

FLAVIO ROMERO DE VELASCO / Licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras.
Correo electrónico: r_develasco22@hotmail.com

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