Jueves, 19 de Junio 2025

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Trigo sin paja

Por: EL INFORMADOR

Temas para reflexionar

A pesar de su falta de recursos naturales -y probablemente en respuesta a esa carencia-, Japón se ha hecho inmensamente rico a base de una ética de trabajo tan rigurosa, que ni siquiera reconoce el domingo. Niños, jóvenes y adultos toman vacaciones anuales, pero no tienen día de descanso semanal. El sabadito lindo” y el “san lunes” son inventos del tercer mundo; inventos entre nosotros, de una cultura católica y tropical que todo lo perdona, menos los días de fiesta. Los países latinoamericanos tienen el mayor número de días festivos en el mundo. Es parte de nuestra cultura tradicional, como lo es también su consecuencia; el endeudamiento crónico y la crisis permanente. Porfirio Díaz expresó: “Los mexicanos nos pintamos solos para el jolgorio”.

Comparada con sus vecinos de América Latina, la avanzada civilización chilena -a pesar de los esporádicos sobresaltos propios de toda democracia-, da la sensación de ser un país sin mayores alteraciones cotidianas. Nosotros, en cambio, como en Perú, Bolivia, Argentina, Ecuador, Venezuela, etc., vivimos a diario peligrosamente, sin tregua ni sosiego, al filo de la navaja y no nos aburrimos nunca. ¡Por eso nos va como nos va! Quién como los chilenos, cuyas preocupaciones de mayor rango se dan en el campo de la cultura, y poco o nada tienen que ver con los triviales enredos de la política.

La primera rebelión de esclavos en América ocurrió a principios del siglo XVI. Dos días después de la Navidad, los esclavos negros se alzan en un molino de azúcar de Santo Domingo, propiedad del hijo de Cristóbal Colón. Reprimida la rebelión, sus subordinados, devotos creyentes, pueblan los caminos con negros ahorcados.

El tiempo es la eternidad dividida en días, semanas, meses, años, décadas, centurias y milenios. El Creador entregó a los humanos un año de 365 días. Lo que en ellos se haga, eso serán; si se trabaja, los días serán mejores; si se dilapidan, se padecerán sus consecuencias. Frutos serán los años de lo que se haga con sus días. Recibamos cada día con gratitud y despidámoslo sin remordimientos, pues día que se va es día que no retorna y será inútil el arrepentimiento por haberlo desperdiciado. No nos engañemos con propósitos vanos de principios de año nuevo y que bien sabemos que no hemos de cumplir. Mejor hagamos de cada mañana un propósito de día nuevo.

En sueños se aparecen los afectos idios, los amores que no se van, los recuerdos que no mueren. Vienen a nosotros desde el filo de la noche y la somnolencia del amanecer. No hay olvido. Si lo hubiera, seríamos materia sin alma y seres sin ensueños. No somos porque pensamos, ni somos porque vivimos. Somos porque recordamos. En la noche dormida nos visitan los recuerdos; por ello, no son de temerse las sombras de la noche, porque ellas son la esperanza de mirar a los que ya no pueden ser mirados.

La vigencia de lo trivial nos recuerda la ausencia de los grandes, y nos pone frente a una época sin guías y sin sueños.

FLAVIO ROMERO DE VELASCO / Licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras.
Correo electrónico: r_develasco22@hotmail.com

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