Trabajo legislativo

La actividad en el Poder Legislativo se incrementó el fin de semana, con la celebración del periodo extraordinario para sacar adelante varios de los asuntos que estaban pendientes y la aprobación de una serie de dictámenes sobre reformas a la Ley Electoral, al Código Fiscal de la Federación y a la Ley de Instituciones de Crédito, además de la aprobación de tres nuevos consejeros del Instituto Federal Electoral, y desde luego, reformas que tienen que ver con la relación con el Ejecutivo, como los temas del informe presidencial, el “veto de bolsillo” y los viajes del Presidente de la República, entre otros.

Ha sido un periodo extraordinario muy activo en ambas cámaras (de Diputados y de Senadores)... activo y productivo, en que ha quedado cimentada una nueva relación entre Legislativo y Ejecutivo, con un corte más equilibrado y democrático. Se le han concedido nuevas facultades al Presidente, pero también le han puesto freno a otras que ya tenía.

Entre los temas abordados y aprobados, no sin antes haber agrias discusiones entre las bancadas, están los siguientes: Para que el Presidente de la República no tenga necesidad de apersonarse en San Lázaro los días 1 de septiembre, sólo enviará por escrito su informe, y comparecerán sus encargados de despacho para que respondan en comisiones. Las dos cámaras aprobaron que el Mandatario tenga la facultad de ausentarse del país por un máximo de siete días, sin permiso del Congreso de la Unión.

Será ahora el Ejecutivo federal quien conceda permiso para prestar voluntariamente servicios o funciones oficiales a un Gobierno extranjero, para aceptar o usar condecoraciones extranjeras y para ciudadanos que quieran recibir de otro país títulos o funciones.

Pero sin duda, el tema que más llamó la atención fue la aprobación (el jueves en el Senado y ayer en la Cámara de Diputados) de los cambios al formato del informe presidencial. Por una parte, queda sepultado en definitiva lo que llegó a conocerse como el “día del Presidente”, cuando el primero de septiembre de cada año se presentaba en la tribuna del Congreso para dar cuenta de datos y cifras compendio de logros que lo encumbraban, para luego terminar con aquel paseo por las principales avenidas de la Ciudad de México para recibir la aclamación popular.

Pero los tiempos cambiaron, y aquella fiesta presidencial se convirtió en los últimos años en un espectáculo vergonzante, donde la oposición perdió todo respeto por la figura presidencial. Con lo aprobado ayer por el Legislativo, ya no tendrá el Jefe del Ejecutivo que exponerse a insultos y vejaciones.

Los legisladores han estado muy activos, ciertamente, y aunque hubo discusiones, oposiciones, protestas e intento de toma de tribuna, se han sacado adelante asuntos importantes. Y ojalá que esta aparente nueva relación entre Ejecutivo y Legislativo perdure y fructifique en otros temas relevantes, como es, sin duda, la reforma energética que habrá de discutirse en el próximo periodo ordinario.