Martes, 22 de Abril 2025

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Temas para reflexionar

Por: EL INFORMADOR


Trigo sin paja

El triunfo electoral de la derecha ultraconservadora, cohesionada en la facción secreta denominada “El Yunque”, que agrupa al fundamentalismo religioso más feroz de nuestro país, vuelve a la carga, abogando por “una plena libertad religiosa” que no significaría otra cosa que rendición ante la hegemonía intolerante e inquisitorial de la Iglesia romana, derrota del laicismo y entronamiento del revanchismo cristero. Obviamente conllevaría también la derogación del Artículo Tercero y la separación de Estado e Iglesia. Los integrantes de este grupo que aboga por tales extremos, acaso ignoren la consabida sentencia de que “quien ignora la historia está obligado a repetirla”.

¿Acaso no tienen memoria de la sangrienta lucha entre liberales y conservadores que culminó con las Leyes de Reforma? ¿Acaso ignoran las consecuencias de los fanáticos enfrentamientos de la “Cristiada” que tantos lutos representó en el Centro y Occidente de la República? En los países más adelantados del mundo ya no es tema a discusión la saludable y tajante separación de dos instituciones distintas —aunque complementarias— entre Iglesia y Estado. Persistir en actitudes extremas a sabiendas de lo que éstas pueden representar para un México con memoria, equivale al arriesgado y estúpido juego de jalarle los bigotes al tigre.

En el mundo de nuestros días, los hombres que padecen la afrenta caritativa de los magnates que pretenden atenuar la pesadumbre de sus conciencias con exhibicionistas actos de caridad, no aceptan el fariseísmo de sus limosnas y simulados desprendimientos, de sus dudosas fortunas. La impotencia de la política se exhibe en el nuevo reinado universal de los ricos famosos.

Decía el filósofo español Ortega y Gasset, que “todo hombre inculto es la caricatura de sí mismo”.

En nuestro país, ya es causa de pesadumbre la irresponsable grandiosidad y exhibicionismo con que se piensan e inician múltiples propósitos y proyectos.

Han empezado a resucitar los viejos demonios que creíamos enterrados, o al menos domesticados, como los nacionalismos, los integrismos religiosos, las querellas fronterizas, los conflictos étnicos y raciales y el perfeccionamiento y propagación del terrorismo, que incendian múltiples regiones, desintegran países y siembran calles y campos de cadáveres de inocentes. Ello lleva a preguntarnos si vale la pena seguir luchando por cambiar un mundo que, como expresa Shakespeare, “parece creado por un siniesto dios del ruido, del furor y el sinsentido”.

La fortuna petrolera de México no ha sido cuento. Nos pusimos a gastar a lo grande, a dilapidar irresponsablemente en vez de pagar nuestros compromisos y quedar libres de deudas. En no pocas ocasiones hemos andado buscándole la cara a medio mundo y causando lástima para salir de problemas inmediatos... ¿Qué se ha de pensar de nosotros que con abundancia de recursos naturales y mano de obra, y una amplísima frontera con el mercado más rico del mundo no hemos sabido prosperar? Nos la hemos pasado haciendo planes y formulando declaraciones; pronunciando discursos y organizando actos de apoyo; exhortando a la unidad declamando los principios de una revolución que no hemos sido capaces de respetar y menos de cumplir.

Año con año, en los inicios de la cuaresma, una voz admonitoria grave e inquietante, nos recuerda que somos polvo y que al polvo hemos de volver (polvus eris et polvo reverteris). Si estamos conscientes de nuestra vida efímera, ¿qué necesidad hay que se nos recuerde que a la nada retornaremos, y de que indefectiblemente al polvo hemos de voler?

FLAVIO ROMERO DE VELASCO / Licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras.
Correo electrónico: r_develasco22@hotmail.com

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