Viernes, 29 de Marzo 2024

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Reforma atravesada

Por: EL INFORMADOR

No se necesita hablar de segundas intenciones, estrategias ocultas o intereses extranjeros inconfesos cuando se aborda el tema de la reforma energética, pues las segundas intenciones ya son primeras, las estrategias ocultas son del dominio general y los intereses extranjeros se han vuelto públicos y confesos, se trata ni más ni menos de seguirle apostando a la globalización, al TLC, y al neocapitalismo liberal.

Independientemente de lo que piense la sociedad, si es que se detiene a hacerlo, el Gobierno mexicano, desde la época de Miguel de la Madrid, y sostenidamente en el sexenio de Salinas de Gortari y sucesores, decidió entrar en la nueva propuesta económica norteamericana, topara en lo que topara, aunque por cierto no es que supieran con claridad en lo que habría de topar, o les importara.

Los recursos energéticos del país ahora se observan no desde un tal o cual nacionalismo, juzgado como mera ideología, sino desde la perspectiva global, de la inversión productiva y el beneficio mundial, todo lo cual nos puede sonar a pura mercadotecnia, que desde luego se da.

No obstante estos hermosos y globales propósitos, la reforma petrolera en México es un asunto mucho más complejo de lo que parece, pues entraña curiosas contradicciones; por una parte, se nos dice que está arruinada y requiere recursos foráneos para poderse revitalizar; por otra, sabemos que Pemex sigue siendo uno de los negocios más rentables y productivos del país, pues para empezar contribuye al gasto del Estado con 40%, lo cual puede hacer, toda vez que sacar un barril de petróleo le cuesta siete dólares, pero lo vende en 100 ¿no es eso un verdadero negocio?

Cualquier reforma que pretendiera honestamente modificar y hacer todavía más eficiente la industria petrolera en México, debería de pasar por correctivos verdaderamente radicales que tiene muy poco que ver con la inversión foránea, la renovación de la infraestructura, la exploración de pozos o la petroquímica, tienen que ver con dos entidades que son más difíciles de torear que las 14 mil tribus de "x" partido, y me refiero en concreto al sindicato petrolero y a la relación que se da entre Hacienda y Petróleos Mexicanos.

Hacer prosperar una reforma que promete generar todavía más recursos, sin resolver antes estos temas, resulta criminal, pues esos prometidos recursos lo mismo de petróleo que de dinero e infraestructura, acabarían igualmente dilapidados, como tantas veces lo han sido los excedentes que la Federación ha enviado a los estados para uso "discrecional", puesto que no las etiqueta.

Tomar las tribunas federales aduciendo que un partido quiere cumplir sus compromisos con la, llamémosle, globalización, y el otro lo que busca es arropar a su sindicato, sin tomarlos en cuenta, resulta un recurso cuestionable; tal vez son patadas de ahogado, tal vez sea la escapatoria frente a la impunidad, o el simple desquite de los vencidos, pero por lo menos nos da la oportunidad de pensar, digan lo que digan o hagan lo que hacen por sabrá Dios qué razón, que las cosas no son tan diáfanas como se pretende hacerlas creer.

ARMANDO GONZÁLEZ ESCOTO / Licenciado en Historia.

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