| Portarretrato Por: EL INFORMADOR 27 de diciembre de 2008 - 23:00 hs Cuidado con Obama EL CAIRO.- Tras ganar la elección, Barack Obama habló con 17 dignatarios; con algunos de ellos, varias veces. Otros tuvieron que llamarlo para felicitarlo, como el Presidente Felipe Calderón, de quien no ha querido saber mucho más desde entonces. Diplomáticos con buenas conexiones en su equipo han tratado de arreglar una cita con él, pero les han dicho que no tiene tiempo. El Gobierno calculó mal cuando recibió al republicano John McCain, y creían que Obama era quien buscaría ir a México porque necesitaba los votos de los mexicanos. Se equivocaron. México no estaba en su radar. Su gabinete, hablará por él. La esposa de un maltratado En la principal cartera del gabinete del nuevo presidente irá Hillary Clinton, que conoce a México y a los mexicanos, aunque nunca ha mostrado mucho amor por ellos. Peor aún, para el Gobierno calderonista, Hillary es la esposa de Bill Clinton. El ex presidente norteamericano viaja con regularidad a México, porque ahí se encuentran dos importantes donantes a su fundación y además le pagan muy bien sus conferencias. La última vez que estuvo, en noviembre, buscó una cita con Calderón, pero de su oficina le informaron que tenía un acto público y que no podría recibirlo. El acto era un asunto muy menor en una escuela, pero fue más importante que hablar con Clinton. Desde entonces ya era una puerta influyente con Obama; ahora, su esposa será secretaria de Estado. ¿En que estarían pensando en Los Pinos cuando los buscó Clinton y no le abrieron un espacio a la agenda del Presidente? Quizás se enteraron lo que pensaba Clinton de Calderón, de encuentros previos, y que no pasa de considerar que es “un buen hombre”. ¿Buen gobernante? ¿visión de Estado? ¿liderazgo? No, de eso no dice nada. Enemigo número 1 El vicepresidente de Estados Unidos suele jugar un papel protocolar. Pero la nominación de Joseph Biden va en la línea de Dick Chenney en el gobierno de George Bush, a fin de que juegue un papel relevante e influyente. Obama ve en Biden la experiencia en política exterior que a él le falta. Pero el senador es mucho más que eso para los mexicanos, quienes parecen darle urticaria. Cuando era todopoderoso en el Comité Judicial, el entonces procurador Jorge Carpizo buscó varias veces hablar con el, pero nunca le dio una cita. Tampoco recibió a los embajadores mexicanos. En la pasada Convención, por presión de él, los demócratas incluyeron en su programa de Gobierno la demanda de que se renegocie el Tratado de Libre Comercio (TLC). En México hay muchos críticos del TLC que aplauden esa posibilidad, aunque valdría la pena que reflexionaran que reabrirlo no será en beneficio de México, sino que lo que se pretende es apoyar la creación de empleo en Estados Unidos. Aliado de papel Frente a Biden, el antídoto que vieron los tratadistas del comercio en el Norte del hemisferio fue la designación de Ron Kirk como el representante de ese país en materia de comercio, que es una oficina con rango de embajador en la Casa Blanca, que se encarga de las relaciones comerciales. Kirk fue alcalde de Dallas y un ferviente promotor del TLC, en los intereses siempre del sector empresarial texano, y de muy pocos más. Las críticas que se le hacen en Estados Unidos es que por su pasado, creen que sólo se abocará a la defensa de los capitalistas y no en el espíritu de ampliar el comercio norteamericano. La realidad, en este momento, es que jugará un papel secundario, pues Obama, lejos de querer estimular el crecimiento del TLC, está en la lógica de Biden: darle prioridad únicamente si modificándolo ayudan a palear la crisis económica en aquel país. El muro en la frontera Pero si los intercambios comerciales no tienen un futuro claro, menos aún lo que suceda con la inmigración. Quien se encargará de que cada vez menos mexicanos crucen a Estados Unidos es Janet Napolitano, designada secretaria de Seguridad Territorial. Como gobernadora en Arizona, Napolitano procuró no cargarle la mano a los inmigrantes, y que nadie abusara de ellos. Pero siempre fue muy clara en que todo aquél que no tuviera documentos, habría que deportarlos. Para evitar llegar a ese punto, promovió el envío de la Guardia Nacional hacia la frontera con México. Desde su nuevo cargo, tendrá ahora todas las facultades para cristalizar el sueño de muchos estadounidenses: militarizar realmente los tres mil 200 kilómetros de frontera. Napolitano ha sido vista con buenos ojos en México por el simple hecho de que conoce México y a sus gobernantes. Pero por lo mismo, se vuelve en una roca más grande para rodear. No fue casual que durante su estadía en Arizona la llegaron a tildar del “terror en la frontera”. El amigo (casi) inútil La esperanza de los mexicanos era que, como se había prometido en un principio, Bill Richardson, de origen mexicano, cuya madre vive en Cuernavaca, fuera nombrado secretario de Estado. Tuvo que conformarse con el de Comercio, que para efectos mexicanos, juega un papel periférico. No lleva las negociaciones del TLC, que son el vehículo comercial más político de la relación. Tampoco se ubicará en un cargo que pueda hacer la diferencia en la relación con México. Cuando más, tiene gran acceso a Obama, pero no es garantía de nada. De hecho, es una de las personalidades a las que han recurrido los mexicanos para buscar la cita con Obama. Pero Richardson sabe muy bien cómo están las cosas en el nuevo equipo que viaja a Washington. Los mexicanos no son prioridad, aunque duela a muchos y preocupe a otros, como dentro del propio Gobierno calderonista, que apostó por otro partido y otro candidato. RAYMUNDO RIVA PALACIO / Periodista. Correo electrónico: r_rivapalacio@yahoo.com Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones