Política vecinal distinta

La elección de Barack Obama como candidato demócrata a la Presidencia de Estados Unidos tiene repercusiones no sólo en ese país, sino para el nuestro. El que uno de los dos candidatos del vecino del Norte abandere el cambio como la divisa de su campaña, y que ese cambio sea para acercar la política gubernamental a los grupos más vulnerables de Estados Unidos, tiene para ese país fuertes implicaciones, pero para México una repercusión que va más allá de sólo el nombre, el partido o el color del posible presidente estadounidense; será referente para el trabajo bilateral y, seguramente, representará un trato distinto en la política de ese país al nuestro; para empezar, en lo que se refiere a un acuerdo migratorio, promesa de muchos, imaginaria de más, a pesar de que Obama no ha tenido un ejercicio que involucre la política exterior de su país, su trabajo es reconocido por construir acuerdos donde las partes involucradas obtienen beneficios, lo que es ya un avance. Lo que faltaría, desde la parte mexicana, es la
habilidad de nuestros políticos para saber negociar el acuerdo tan esperado.

Sin duda, y para el mundo globalizado, la precampaña del Partido Demócrata ha sido aleccionadora y ha enviado un claro mensaje, un muy importante segmento de la población ya no está de acuerdo con el sistema económico, político ni social prevaleciente, quiere un cambio hacia una mayor sensibilidad social de los gobiernos, y lo ha demostrado con su voto a Obama. Y, aunque el mensaje fue enviado desde el vecino del Norte, su significado dice mucho más que una respuesta local; habla de un cambio buscado por los jóvenes y que se da en respuesta al sistema vigente. Esta vez, son los jóvenes, un grupo que poco se había involucrado en votaciones anteriores, el que totalmente comprometido, quienes definieron la candidatura demócrata.

Pero, ¿quién es Barack Obama? Un hombre de color, de madre blanca, acostumbrado a luchar contra la discriminación y a lograr un sitio donde la marginación que los grupos dominantes imprimen en la sociedad estadounidense. Trabajó por los grupos marginados, escribiendo sus experiencias en dos libros reconocidos. Aceptado en la carrera de derecho de la universidad de Harvard, trabajó en programas de formación de la élite de Estados Unidos, algo sin duda relevante para un “chico negro”. En su trabajo hizo fama por no ser competitivo ni buscar protagonismos, en cambio, por lograr resultados y por ser capaz de negociar con todos los grupos y sectores en conflicto, obteniendo beneficios para las partes involucradas. Todo lo que dice de un político no común.

Y si las elecciones en Estados Unidos están a la vuelta de la esquina y del candidato elegido dependerá en mucho el trato de este país hacia México en todos los ámbitos, también en la lucha contra el crimen organizado, ¿no sería preferible, en lugar de “afinar” hoy la Iniciativa Mérida, esperar a los nuevos actores políticos para rehacer una iniciativa de mayor respeto para México y presentar una propuesta propia en esta materia, y sobre el acuerdo migratorio, para lograr una política vecinal distinta?

LOURDES BUENO / Investigadora de la UdeG.
Correo electrónico: lourdesbueno03@yahoo.com.mx