Domingo, 15 de Junio 2025

LO ÚLTIMO DE

|

Planeta nevado

Por: EL INFORMADOR


Nieva por aquí. Nieva por allá. La tierra se viste de blanco y ¡qué bonita está! Hace años, en mi lejana ciudad, solía caer la primera nevada el 25 de diciembre, día de Navidad, como si esa blancura fuera un signo importante. Frío. Daba pena pisar la blanca alfombra y llenarla con la oscuridad de nuestros zapatos, otro signo de gran significación.

Los chiquillos gozosos hacían bolas de nieve y se las arrojaban en son de juego, pero si te daban, las sentías duras y dolorosas.

Recuerdo que uno de aquellos días tuve que pasar por una linda plaza muy poco transitada, parecía que habían pintado su pavimento de blanco. La nieve se hallaba intacta. Sólo en el centro un grupo de mocitos se intercambiaban bravamente bolas de nieve.

Con toda intención me lanzaron una y me dieron fuertemente en el hombro. Sentí rabia. Pero hay voces interiores y mágicas que avisan. “Son muchos —me advirtió la voz—”, y mis deseos de responder del mismo modo los olvidé e hice como si no hubiera pasado nada. ¡Cómo lo recuerdo! Seguí mi camino y esos traviesos se quedaron inmóviles, la diversión que esperaban conmigo se les había escapado.

Antes de nevar, como fuerte anuncio invernal, aumenta el frío. Uno cree estar muy bajo cero. Y una vez que cae la nieve, la temperatura mejora. Mi madre me advertía: “No pases por la esquina de la lechería ‘La Luz’, hay en la acera o banqueta una placa de hierro, la cubre la nieve y si la pisas te escurrirás y caerás”. Obedecí siempre que pasaba por allí, pero aún me quedan las ganas de hacer el experimento a ver si patino, a ver si no me caigo.

Y como no había colegio por el temporal, mi madre nos dejaba en la cama con el calorcillo del cuerpo abrigado entre las sábanas y cobijas protectoras. Pero mi padre había ido al trabajo, como todos los padres, la nieve sólo excluía a los niños de ir a la escuela. ¡Qué buen espectáculo ver caer los copos blancos y sentirse caliente en la casa!

A veces, un soplo de aire hacía danzar a esas bolitas que se amontonaban en la calle, como si fueran un fino algodón.

He conocido el exagerado calor de Yucatán y ahora el frío de estos lugares. Es difícil decir cuál de estos fenómenos se puede enfrentar mejor. El calor se mitiga llevando poca ropa, con un ventilador o el aire acondicionado. El frío con gorro, guantes, bufanda, abrigo, polainas.

Cuando llega la hora nocturna de dormir asustan las sábanas frías. Una amiga mía se acuesta con gorro, guantes, una pijama gruesa y unos calcetines tejidos por ella. Así no siente el frío de la cama. Va a comprarse una cobija eléctrica, gran invento, pues hace tanto frío.

Al rato entramos en calor. La nieve está lejos. Soñaremos con el verano.

Buenas noches. ¡Hasta mañana!

GABRIEL PAZ / Escritora.
Correo electrónico: macachi809@hotmail.com

Recibe las últimas noticias en tu e-mail

Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día

Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones