Viernes, 17 de Octubre 2025

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Pavimentos Guadalajara

Por: EL INFORMADOR


Es muy encomiable la serie de trabajos que el Ayuntamiento de Guadalajara viene realizando desde fines del año pasado para mejorar los pavimentos, especialmente en el Centro de la ciudad. No es tarea fácil ni para los obreros que trabajan en este campo, ni para los vecinos de las calles que se repavimentan, ni para los transeúntes, vayan a pie o en vehículo.

Es también de alabar la decisión que se ha tomado de aprovechar la contingencia para mejorar redes subterráneas e incluso, en algunos casos, no simplemente añadir una capa más de chapopote a las calles, sino de ir a fondo, levantando las muchas capas anteriores que tenían ahogadas a las banquetas, y reponerlas con concreto hidráulico, aparentemente más costoso, pero en realidad mucho más barato si se toma en cuenta la cantidad de capas anuales que se ahorran.

Claro, no todo es acierto. Hay un tema siempre pendiente en los servicios públicos, se llama “calidad”, y en lo que mira a los pavimentos, su ausencia salta a la vista. Sería de notable interés el que los amables lectores se dieran una vuelta por nuestro destartalado Centro Histórico, teniendo en mente el tema calidad de los servicios de repavimentación.

Antes habría que ponerse de acuerdo en lo que calidad significa, y recordar que básicamente la calidad es un juicio que debe emitir el cliente una vez que analiza, observa y compara, cotejando precios con resultados. A primera vista pareciera que han sido diversas empresas las prestadoras de estos servicios, y que las que tuvieron los mejores resultados, fueron las menos favorecidas, dándose más metros a las más guandajas e irresponsables.

En primer lugar advertimos que en la histórica lucha de nuestro honorable Ayuntamiento por la final desaparición de las banquetas, van ganando, con arroyos cada vez más altos, que en los tiempos de aguas tienen la virtud de convertir en canales no las calles, sino las hundidas aceras. Igual éxito se les apunta en lo que mira a lograr el trabajo más sucio, pues ni evitan manchar el entorno, ni lo limpian una vez que según ellos concluyen su trabajo. Que las carpetas que extienden deban ser planas, bien recortadas, respetuosas de las rampas para minusválidos, etc., no es algo que les importe, más bien le apuestan al barroco dejando bordes, roleos, ménsulas y estrías, que el vulgo desinformado juzga de bolas, chipotes, rayaduras y bodoques del material sobrante sobre esquinas y bocacalles, con la pedagógica finalidad de que los transeúntes aprendan a caminar mirando al suelo, y los automovilistas gocen de trayectos tipo tobogán.

Son muchas las personas que a pleno sol realizan este trabajo, ojalá bien pagado, pero su esfuerzo y el dinero que nos cuesta, podría tener mejores resultados si los trabajadores estuviesen bien capacitados, si los responsables inmediatos de la obras revisaran atentamente los resultados, y las autoridades acostumbraran a ir, personalmente, a evaluar los resultados, todo esto supone tener calidad.

ARMANDO GONZÁLEZ ESCOTO / Licenciado en Historia.

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