| Parteaguas Por: EL INFORMADOR 21 de abril de 2009 - 23:00 hs ENTRE VERAS Y BROMAS El 22 de abril de 199 era miércoles. Como hoy... La coincidencia, sin embargo, es la coyuntura justa para subrayar que lo sucedido aquella mañana en las calles del Sector Reforma, poco después de las 10:00 horas, aún en Semana de Pascua —lo que permitió, providencialmente, que no hubiera niños en las escuelas de la zona— marcó un parteaguas en la historia moderna de Guadalajara. La explosión de millones de litros de gasolina que manos criminales vaciaron en las alcantarillas, dejó una estela atroz de destrucción en la calle, y de luto y dolor perennes en muchas familias. Diecisiete años después, la cicatriz en el rostro de la ciudad sigue siendo visible. Diecisiete años después, la ciudad no es la misma. Sus habitantes, quizá sin tener aún plena conciencia de cómo aquel dramático episodio les cambió la vida y les modificó —para mal, por desgracia...— el talante, tampoco. —II— Es probable que quienes quedaron con secuelas en el cuerpo y en el alma conmemoren hoy, de alguna manera, aquel episodio: lo harán los deudos de las víctimas; lo harán quienes sufrieron lesiones; lo harán los damnificados en sus bienes... Muchos más aprovecharán la efeméride para hacer una dolorosa reflexión: los esquemas de corrupción que hicieron posible el robo de millones de litros de gasolina —algo que, quizá (nunca se supo a ciencia cierta...) se dio sistemáticamente durante mucho tiempo—, en detrimento del patrimonio nacional y en beneficio de unos cuantos pillos, no se han extirpado del todo. La impunidad fue la lápida bajo la que se pretendió sepultar aquel acontecimiento. La relativa reconstrucción de la zona se dio merced a una multimillonaria aportación “voluntaria, generosa y solidaria”, de Petróleos Mexicanos (Pemex); no fue, como debió haber sido, la consecuencia de una sentencia judicial que obligara a los culpables —porque, oficialmente, no los hubo— a indemnizar a las víctimas, no de un accidente sino de un delito... Así, porque fue evidente que no hubo ni un ápice de voluntad política por realizar una investigación acuciosa y por hacer caer sobre los culpables todo el peso de la ley, y sí, por el contrario, se trató de evitar a toda costa la sombra del descrédito sobre la empresa paraestatal, el acto criminal se cubrió, oficialmente, con un gesto supuestamente altruista... —III— Colofón: ¡Cuánta hipocresía...! Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones