| Papalote Por: EL INFORMADOR 30 de abril de 2009 - 23:00 hs ENTRE VERAS Y BROMAS Ya está, pues... El exhorto —eufemismo por “decreto” —de la autoridad fue muy nítido; (como diría el doctor Mario Rivas Souza, fue “directísimo”): “Quédense en casa (...); el lugar más seguro para pasar estos días de ‘puente obligatorio’ es nuestra propia casa”. —II— Hay, como de costumbre, el riesgo de que, a la hora de los mameyes, salga el tiro por la culata... Aunque la generalidad de la población ha captado en toda su magnitud la seriedad implícita en la amenaza de una epidemia de influenza que, descuidada, puede, incluso, ser fatal, también hay un sector social proclive al escepticismo. Es un sector minoritario, si se quiere. No por ello, sin embargo, tiene que ser despreciable. Después de todo, quienes por dolo decidan sumarse a quienes por ignorancia no están en condiciones de acatar, por convicción, las recomendaciones de las autoridades sanitarias, integran el grupo social más expuesto al riesgo de ser contagiado... y de, a su vez, contagiar a otros. Entre los escépticos, los hay de tres clases: una, quienes recelan, por sistema, de las disposiciones de la autoridad; otra, quienes llevan el escepticismo de Santo Tomás (“Ver para creer”) hasta sus últimas consecuencias: “Ninguno de mis conocidos ha contraído la famosa influenza, ergo ésta no ha de ser tan temible; una más, quienes dan crédito, a ciegas, a los rumores. De éstos, ya se sabe que, mientras más disparatados, más plausibles resultan a los “contreras” sistemáticos... y a quienes cabalgan por los valles y praderas de este pícaro mundo enarbolando orgullosamente la divisa de “Piensa mal y acertarás”. — III— Así, aunque en algunas entidades se ha ido un paso más adelante en materia de restricciones dispuestas por la autoridad (el Estado de Michoacán, por ejemplo, donde la Secretaría de Salud anunció asueto obligatorio en dependencias de la administración pública estatal los próximos lunes y martes, y ordenó el cierre de cines e iglesias —de todas las denominaciones— a partir de este jueves, con las correspondientes suspensiones de proyecciones en las salas cinematográficas y de actos de culto en los recintos religiosos), tampoco faltarán quienes prefieran, por incredulidad, apatía o exceso de confianza, “echarle peligro” al asunto. Después de todo, ¿quién será el guapo que se atreva a conculcarles su derecho constitucional de hacer de su salud —e incluso de su vida— un volátil y colorido papalote...? Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones