Lunes, 16 de Junio 2025

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Nuevo presidente, ¿nueva estrategia?

Por: EL INFORMADOR


La seguridad es uno de los más fuertes intereses del presidente electo de Estados Unidos. Porque la situación que México vive, bajo la violencia del crimen organizado, pero sobre todo del narcotráfico, hace de la vecindad una cercanía ya problemática para Estados Unidos, pero también para este país. Y precisamente porque es un punto de seguridad para ambas naciones, es que se debe abordarlo reconociendo desde la magnitud del problema hasta de los faltantes en su solución, enfocando la tarea en sus orígenes y no sólo a sus efectos.

Para saber la dimensión del problema, baste esta cifra: en Estados Unidos se consumen 300 toneladas de cocaína anualmente. Luego de este dato, poco desconocimiento y menor sorpresa deben tener nuestros vecinos del por qué en México las cosas están como están… porque la cifra señalada está disponible hasta para los gobiernos… Entonces, cualquiera se preguntaría: ¿De dónde suponen los vecinos del Norte que les llega esa droga… a través de qué países, por cuáles formas y estrategias? Y si a lo anterior se suma que sólo en 2007, 35 millones de estadounidenses usaron drogas ilícitas o abusaron de medicinas con drogas, el panorama es muy claro, mientras Estados Unidos siga sin tratar el consumo, poco podrán los países productores y los de tránsito.

Por ello, el trato que Obama debió haber dado a Felipe Calderón fue, sin duda, de enorme respeto, porque si bien el manejo que desde el Gobierno se ha hecho del narcotráfico en México no ha sido el más afortunado, los esfuerzos, la cotidianeidad mermada, la inseguridad vivida y, sobre todo, los muertos, los ha puesto este país… porque el consumo sigue en Estados Unidos y los programas para frenarlo, así como aquéllos para ofrecer tratamiento a la población, no se dan con suficiencia, y eso se debe reconocer en Estados Unidos. En este punto, recurrimos a otra cifra que redondea la realidad del problema: Estados Unidos dedica 14 mil millones de dólares para tratamiento, prevención y combate al narcotráfico; una cantidad enorme, pero… si se tienen, como expresa Valdés Ugalde, 35 millones de personas con problemas de adicción, la cantidad resulta insuficiente para enfrentar y, sobre todo, para resolver este problema que ya afecta la seguridad nacional de ambos países.

Y entonces, si los dos países de verdad trabajan en el combate al narcotráfico, el problema tiene posibilidades, si no de abatirse, sí de ser frenado a dimensiones que no lastimen a la sociedad de la manera como hoy lo hace. Pero para que esto suceda, además de los recursos invertidos, el Gobierno de Estados Unidos debe antes realizar otro control de importancia extrema para la seguridad de México: el de la venta de armas en la frontera, donde existen más de mil 200 armerías que, sin control, han hecho desde hace ya tiempo su agosto con la venta de armas que son pasadas o enviadas a este país.

Entonces, la entrevista tenida abre posibilidades, pero ambas partes tienen que hacer un cambio en sus respectivos gobiernos para lograr, de manera conjunta, la solución del narcotráfico, un problema de seguridad nacional para Estados Unidos, pero también para México, porque al final los vecinos, se quiera o no, comparten realidades y, por tanto, futuro.

LOURDES BUENO / Investigadora de la UdeG.
Correo electrónico: lourdesbueno03@yahoo.com.mx

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