No a las provocaciones

Hoy está convocada una marcha. Pero precisamente en respeto a la libertad de expresión, no puede haber provocaciones; menos aún, una respuesta visceral a ellas. Y no es cautela lo que se pide, sino la madura expresión del compromiso para con la Universidad de Guadalajara; una institución que, luego de muchos avatares, está más allá de las difíciles etapas de confrontación violenta entre estudiantes. Arengar a la violencia —o al martirio— no sólo será un retroceso, sino que llevará a la condena unánime por parte de todos los sectores sociales hacia acciones que no tendrán justificación alguna. Y si antes se pidió que fueran las instancias que la propia Universidad tiene para dirimir sus diferencias las que prevalecieran, hoy se demanda una postura de madurez que evite todo tipo de confrontación que pueda llevar a la violencia, mucho más cuando de universitarios se trata.

Pero el terreno se reconoce minado. En otras ocasiones, tristes momentos, saber quién o quiénes prendieron la mecha resultó difícil, a veces imposible. Es por ello que el llamado es a las autoridades estatales para que la seguridad puesta sea profesionalmente cuidada para constituirse como el garante de esta expresión. Pero el llamado también es a quienes, de entre la comunidad universitaria, acompañarán a los estudiantes; ellos tienen la enorme responsabilidad de medir desde el interior que la temperatura y los ánimos no sean caldeados al grado que su manejo resulte incontrolable.

Difícil tarea. La seguridad de la marcha desde fuera, en la responsabilidad absoluta de las autoridades gubernamentales y municipales; desde el interior, por esa parte de la comunidad universitaria que, en uso de su libertad de expresión, decidió manifestarse. Para ambos resulta ineludible el compromiso de llevar a esta marcha a buen término. Y su responsabilidad es ineludible.

A quienes el fallo del tercer tribunal colegiado les ha favorecido, les corresponde, también, atemperar. Hasta ahora lo han hecho. La institucionalidad ha sido cuidada y se reconoce. Luego, se espera que continúen en esta actitud para salvaguardar la integridad de los estudiantes; unos y otros, porque en su hacer de autoridades sustitutas estará la madurez que la Universidad de Guadalajara debe reflejar y el cuidado que esta casa de estudios debe generar por sus integrantes, todos, aún cuando sus opiniones sean contrarias.

La marcha de hoy resulta un acto público sumamente delicado. Si se responde de manera visceral, se dará el pretexto para quienes miran con apetito a las universidades públicas para privatizarlas, aún, extinguirlas. El que esta marcha suceda con tranquilidad, compete a todos. De la misma manera cualquier incidente donde la violencia prevalezca agraviará a todos. Es por ello que su cuidado debe darse por parte de los estudiantes, la comunidad académica, las autoridades universitarias, el municipio y su cuerpo de seguridad, el Gobierno del Estado. Todos a una, porque la Universidad de Guadalajara, más allá de diferencias, lo merece.

LOURDES BUENO / Investigadora de la UdeG.
Correo electrónico: lourdesbueno03@yahoo.com.mx