Martes, 29 de Abril 2025

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México secuestrado

Por: EL INFORMADOR


El caso de Fernando Martí se ha vuelto emblemático de la crisis que se está viviendo en el país. La muerte de este adolescente es sólo un ejemplo de dolor que viven miles de familias mexicanas y la impunidad que existe en este país.

Yo les apuesto que si hacemos una encuesta preguntando qué le preocupa más al mexicano, si el narcotráfico o el secuestro, yo creo que la mayoría diría lo segundo. Y es que el secuestro es, sin duda, la más cruel de las acciones que un ser humano le puede cometer a otro, la conducta tiene un fuerte impacto social, de ahí su gravedad, pero ¿qué significa eso? Sencillo, este delito genera un fuerte daño físico, psicológico, moral y económico para la víctima directa del secuestro, así como a la familia que vive en la incertidumbre de saber si su ser querido se encuentra bien o si aún se encuentra con vida.

Después del secuestro, independientemente del resultado, la vida no vuelve a ser la misma, miedo, terror y desconfianza se convierten en los principales sentimientos de quien ha padecido esta lastimosa realidad, la proliferación de esta práctica criminal ha ocasionado también un impacto muy importante en la comunidad.

En México éste es el panorama que se vive, pero en mi último viaje a Colombia, tuve la oportunidad de platicar con Diana Sofía Giraldo, quien es presidenta de la Fundación Víctimas Visibles, una ONG dedicada a proteger los derechos e intereses de las víctimas. Según ella, lo que necesitan las víctimas antes que indemnizaciones, es un reconocimiento de la sociedad de su sufrimiento e interlocución de primer nivel para poder participar en los procesos y reformas que les afecten.

Ella asegura que hay mucho que México puede aprender de la dolorosa experiencia colombiana. En primer lugar no dejarnos vencer por el miedo, y en segundo lugar, los medios de comunicación deben de hacer mucho más visibles a las víctimas que a los victimarios, ya que en la medida que visibilicen más a las víctimas, éstas se empoderan, se agrupan y están en capacidad de deslegitimar lo que están haciendo los victimarios.

Desde hace varios meses, analistas han señalado que todo tipo de secuestro se ha incrementado en una forma alarmante en México. En parte se debe a que los grupos de crimen organizado, al ver afectado su negocio del tráfico, decidieron buscar otras fuentes de ingresos. Yo considero que el aumento del secuestro es resultado de la cultura de la impunidad en el país. En México se puede lucrar del secuestro y no pasa nada. ¿Cuántos secuestradores van a la cárcel? Y de los pocos que son detenidos, ¿Cuántos son condenados? Pocos, muy pocos.

¿Soluciones? Policías, ministerios públicos y jueces más capacitados, más supervisados y menos corruptos. Mejor coordinación dentro y fuera del Gobierno federal y los estados. Pero sobre todo una sociedad más vociferante, dispuesta no sólo a denunciar a los delincuentes, sino a los gobernantes que permiten que vivamos en un país tan inseguro. Les recuerdo una frase célebre de Albert Einstein: “El mundo no está en peligro por las malas personas, sino por aquéllas que permiten la maldad”.

ANA MARÍA SALAZAR/ Analista política.
Correo electrónico: salazaropina@aol.com

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