Mexicano ejemplar

Cuando oí por la televisión que don Gilberto Rincón Gallardo acababa de morir, sentí que todas mis fuerzas desaparecían. “Adiós”. Era un hombre ejemplar, extraordinario, que daba lecciones de vida.

Acababa el programa de la marcha por la paz el sábado, el locutor, después de despedirse del auditorio, dijo conmovido:

—Acaba de llegarme la triste noticia de que don Gilberto Rincón Gallardo ha muerto.

Después de mi desolada sorpresa y un lógico silencio, me dije: “Hombres así no deben morir”. Son lo que necesitamos, inteligentes, generosos, maestros de la convivencia. ¿Quién con sus características llega a donde él por su saber y conducta ejemplares?

Recuerdo la primera vez que lo vi en la televisión. Yo me hallaba en Guadalajara y eran los días de las campañas electorales de Fox y Labastida. Tuvieron un debate muy poco fino, había feos insultos en las palabras de uno hacia otro que daban vergüenza en boca de mexicanos que pretendían el primer puesto de la nación. Acabó este espectáculo y habló don Gilberto refiriéndose a México en tales términos de sapiencia y cordura, que cualquier oyente debió de quedar hechizado: “Hombres así necesita México”. Pero no uno, sino muchos, que aprendamos a imitarlo en su comportamiento. ¡Pobre México, falto de mexicanos ejemplares!

Un colega cuenta en uno de sus artículos que fue seminarista y, debido a que tenía los brazos cortos, no le permitieron ser sacerdote porque no podría elevar la Sagrada Forma en el instante más importante de la misa.

No creo yo que Dios mismo hubiera puesto trabas a este detalle, puesto que las manos de don Gilberto eran de las más limpias del mundo, se elevaran poco o mucho. Ahora, cerca del Señor, ese pasaje de su historia no tendrá importancia si ambos lo recuerdan.

Tenía sus ideas políticas y éstas eran limpias y beneficiosas para el país. La política en general, en el mundo entero, es una materia especial, no se lleva con la gente verdaderamente buena. Siempre que hablaba don Gilberto Rincón Gallardo, sus palabras eran lecciones a aprender y practicarlas.

Pero hasta la fecha de su deceso nos dice algo así como: “Los buenos, los limpios, los inteligentes, los que aman a México ¿encuentran lugar en nuestra Patria?”.

Y fue el día de la marcha por la paz, la justicia y la concordia entre los mexicanos cuando se difundió la triste noticia de que este mexicano ejemplar nos había dejado.

GABRIEL PAZ / Escritora.
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