Jueves, 12 de Junio 2025

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Manejo de sanidad de los cultivos

Por: EL INFORMADOR

¡Uf! Vaya tema que exponemos ante nuestros amables amigos productores.
De tan amplio, de verdad que se antoja “cansón”, o a la mejor un tanto fastidioso; pero la verdad es que un tema como el de la presente colaboración nos hace, a los productores, poner la mayor atención para poder comprender algo de lo mucho que encuadran las ciencias que concurren en el término sanidad. La Sanidad Vegetal que nos incumbe.

Un organismo sano a partir de la alimentación adecuada garantiza cierto rango de resistencia a los adversos. Ejerciendo una economía agrícola rentable tenemos que atenernos a lo preventivo antes que a lo curativo, puesto que es más barato prevenir que curar.

Según investigadores de la Entomología trabajando para grandes e importantes compañías por más de cuatro décadas, y publicados sus trabajos en varios idiomas, son un poco más de 250 mil especies o familias (así expresado por los autores) de insectos distribuidos por todo el mundo, parte de los enemigos de las plantas a los que tenemos que enfrentar los agricultores.

Por lo que toca a nuestro México, en sus características geográficas con su orografía y topografía tan características en medio de dos mares, no podemos ni debemos sentir que estamos a salvo de la invasión de insectos a nuestro territorio.

Antecedentes costumbristas

Nuestra labor en la producción de organismos vegetales fue hasta hace unas décadas limitada a los cultivos de granos, principalmente. En tal virtud nos enseñamos a conocer sobre el terreno de los hechos primeramente, a la famosa “gallina ciega” o Frugiperda, que es la larva del llamado y conocido mayate de junio o frailecillo y, más vernaculamente llamado “chicatana” en algunas zonas y regiones de algunos estados en donde más se cultiva el maíz. Este mayate de color café y seis extremidades es nada menos que Macrodactilus mexicanus. Aparece en los últimos días de mayo y durante todo el mes de junio.

La  Entomología local no siempre conocida y menos establecida en cuanto a las especies rústicas o en cultivo en varias zonas y regiones del país, se hizo manejable en cultivos producidos en el Norte del país, como son el algodón y el trigo; en la parte media geográfica del país con una producción agrícola un tanto diversificada hacia las legumbres, la ciencia que trata de los insectos pues, no fue tampoco de mucha aplicación debido primordialmente a la falta de insumos pesticidas, y del conocimiento de los mismos entre los productores. Nuestras costas con climas propicios para cultivos como el cafeto, la palma cocotera, el cacaotero, cítricos como el limonero; cultivos todos ellos de arbusto o arbóreos (árboles), pero también podemos incluir cultivos como el arroz y el ajonjolí, todos los mencionados con una rentabilidad más o menos aceptable dentro del marco de lo que es la economía agrícola.

Climas y cultivos

Los insectos mencionados de un modo genérico aparecen como insectos nocivos o destructivos e insectos benéficos o predatores (de insectos), tienen una genética por la cual pueden reproducirse en una o varias generaciones durante el ciclo biológico de un cultivo determinado, sea éste de la agricultura de surco o de la de huertos. Por supuesto que las condiciones climáticas influyen de una manera determinante en el establecimiento de una comunidad de insectos determinada; las necesidades de sobrevivencia las encuentran en las plantas hospederas rústicas a las que se señala como malezas o malas yerbas.

La madre Naturaleza ha adoptado a los organismos de los insectos de características que los ubica en climas diversos y a veces extremosos, por lo que podemos considerar que la dotación es nada menos la conocida resistencia a condiciones climáticas adversas; sin embargo, mucho tiene que ver como factor determinante la alimentación que los insectos obtienen para fortalecer las diferentes partes de su estructura. Así se encuentran partes de alta resistencia como en los coleópteros o mayates, cuya caparazón los protege hasta cierto punto de cualquier agresividad. Pero, también tienen los insectos sus partes sensibles, por lo que son susceptibles de ser destruidos.

La ciencia de la Entomología ha definido lo selectivo de los insectos para “decidir dónde vivir y dónde comer”. Hay insectos pues para climas fríos, para climas templados y para climas calurosos, sin prejuicio de que puedan desarrollar una adaptabilidad de climas intermedios. Lo que los agricultores debemos saber, es que los distintos insectos que atacan y perjudican los distintos cultivos, también la planta es atacada en sus diversos órganos a partir de su sistema radicular y a lo largo de sus estados vegetativo, traslocativo y reproductivo, al atacar las semillas inclusive en almacén o bodegas.

Factores de migración y presencia

Las facilidades para el desplazamiento de los insectos son múltiples, y tantas como puedan serlo también las barreras que limitan dichas migraciones. Entre las barreras físicas tenemos a las montañas y a las corrientes de ríos y arroyos; también la presencia de comunidades vegetales locales en las que no puede encontrar el insecto su alimentación. Entonces pues, la comunidad de insectos puede modificar su ruta hacia mejores condiciones de clima y mayor abundancia de alimentación. Otra barrera es representada por comunidades de insectos antagónicos; aquí debemos decir que fue así como los investigadores lograron establecer el estado antagónico “de los malos y los buenos”, de tal manera que esto dio nacimiento al concepto y técnica posterior del llamado y conocido aunque poco aplicado control biológico.

Superados los obstáculos que permiten a un grupo o enjambre de insectos dejando atrás la altura de las montañas y las dimensiones y caudal de arroyos y ríos, los vehículos de transportación (vehículos materiales) son tan amplios y diversos, que incluyen al hombre mismo. Ejemplos citaremos sólo algunos: la ropa, el calzado, el sombrero y herramientas de trabajo manuales; tarimas de vehículos no barridas o lavadas; frutos, etc. Así tenemos la presencia de insectos en áreas en las que no se conocía tal o cual insecto. Aclaramos, el concepto de fruto, nos referimos a las diferentes cosechas.

Daños y perjuicios

En los últimos 50 años hemos tenido grandes logros en el conocimiento del perjuicio que causan los insectos destructivos a nuestros cultivos; el conocimiento se ha institucionalizado en la coordinación de científicos, autoridades correspondientes, compañías productoras de insumos pesticidas y el usuario que alcanza naturalmente al agricultor común por vía de la información especializada e impresa en las etiquetas de los diversos productos.

“El calvario” y preocupación para el productor se inicia con la consideración o apartado del presupuesto de la inversión dedicada a resolver los problemas que provocan las plagas y enfermedades en el cultivo. Por ejemplo, podemos iniciar con la desinfección del suelo para prevenir o erradicar larvas de insectos, bacterias y hongos patógenos que, pudieran afectar la raíz de la planta; así mismo la aplicación de insecticidas también combate a los huevecillos de insectos cuyos hábitos primarios se manifiestan por debajo del nivel del suelo; otro enemigo oculto y que poco llama la atención del productor es representado por los nematodos, organismos éstos que, teniendo como hábitat permanente los suelos agrícolas, atacan la raíz de ciertos cultivos de su preferencia, este ataque al sistema radicular se da con la penetración de estos pequeñísimos y microscópicos organismos a la parte tubular de la raíz, produciendo hinchazones que ponen en desequilibrio la función fisiológica del vegetal, característica sintomática del ataque por nematodo es la reducción foliar en la parte central del crecimiento de la planta. Ejemplo a la mano, la fresa, en donde es más notorio el ataque cuando la hoja reduce su crecimiento.

El insecto tiene o desarrolla hábitos de alimentación y de defensa. Mencionaremos primero la defensa que se nota por un mimetismo o “disfraz o camuflaje” que los hace imperceptibles a la vista, ya que se defienden o protegen similando hojas secas o verdes, piedras, ramas de arbustos y árboles presentes.
La alimentación de los insectos la ofrece las distintas partes de la planta en las que ésta contiene la suculencia de los tejidos en hojas verdes o maduras en tallos y ramas así como los jugos azucarados excretados en la transpiración y contenidos en los almidones acumulados en el vegetal. El ejemplo más vivo de esta dependencia de almidones lo tenemos en la papa. Los mecanismos de ataque de los insectos están en sus órganos bucales; así tenemos insectos masticadores e insectos succionadores. Ahora bien, de acuerdo al estadío (pueden ser hasta cuatro), o etapa pues, de crecimiento del insecto es el grado de daño que causa; este daño sin embargo,  puede aumentar por el número de generaciones durante el ciclo vegetativo, de lo cual ya hemos hablado más arriba.

Pesticidas y terapéutica

Pesticida debe ser tomado como un nombre genérico, ya que incluye un producto asaz especializado o específico, para ser utilizado en el combate o erradicación de plagas y enfermedades. Así tenemos insecticidas, fungicidas, bactericidas y semillicidas. Estos productos se presentan en formulaciones en polvo para espolvoreaciones, en polvo humectante, en mezclas líquidas incluidas las oleosas. Los materiales técnicos tienen distintas cadenas moleculares con acciones de contacto o sistémicas; es decir, que el efecto sobre la parte sensible del insecto puede afectar a éste, principalmente en sus sistemas nervioso central y muscular. O sea, la acción es inmediata, pero no hay residualidad o persistencia del producto técnico. En cambio, los productos sistémicos son absorbidos por el vegetal y llevados hasta su savia, en la cual pueden permanecer hasta 12 días de acuerdo al clima. Es así, que con esto, el insecto al “mordisquear” o succionar se envenena.

Prevención y solución

Vamos a mencionar un ejemplo práctico para la solución de un problema común y frecuente.
Anestrefa ludens es el nombre científico de la mosca mexicana de la fruta que afecta a nuestros árboles de ciruelo, de mango y de guayabo; citaremos como ejemplo a este último: la mosca oviposita o pone pues el huevecillo en el fruto pequeño y en formación después de la floración; dentro del fruto el huevo eclosiona o nace y ahí vive y se conserva durante su desarrollo anatómico, perjudicando los tejidos de placenta o pulpa en la medida en que va desarrollando sus mecanismos bucales. Por ello, y según la virulencia del ataque, el fruto de la guayaba “sale podrido”. La acción preventiva consiste en rociar o asperjar el árbol una vez que ha caído la flor y aparece el fruto; generalmente, de dos a tres aplicaciones quincenales es suficiente para obtener y conservar la salud del árbol.

Establecer un programa de sanidad en cualquier cultivo requiere del inversionista un interés por conocer a sus enemigos económicos; debido a las facilidades de información que actualmente se tienen por los distintos organismos que atienden estos factores de la producción agrícola, así como de la publicidad que se hace de los diversos productos. Esto puede ser posible igualmente con el apoyo de los distintos negocios involucrados en la problemática. La indicación o consejo de mostrador es aceptada cuando el interesado o usuario tiene buen diálogo con el distribuidor o representante de la empresa del producto.

ROBERTO SIERRA B. / Ingeniero agrónomo, asesor y consultor.
Correo electrónico: ing.sierra@yahoo.com

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