Viernes, 26 de Abril 2024

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Los catastrofistas

Por: EL INFORMADOR


Con la crisis, los catastrofistas son como los hipocondríacos que cuando mueren su epitafio es: “¿Ya ven?, ¡se lo dije!”. Los catastrofistas empiezan la conversación de esta manera: “Nunca en la historia hemos tenido una crisis igual”, y uno, que rechaza las exageraciones, no le queda otra más que dejarlos que despotriquen hasta que se cansen de pintar de negro el panorama que tiene sus oportunidades y colores, sin posibilidad alguna de dejarnos ver la luz en el horizonte, mucho menos al final del túnel. Para ellos todo es negro.

Si uno que peca de optimismo, parecemos que huimos, cuando sólo nos detenemos en medio de esta estampida. Si acabamos de leer “que la economía mexicana reportó una mejoría en el tercer trimestre de 2008, sorprendiendo a los analistas que anticipaban síntomas claros de un enfriamiento por la desaceleración de la economía de Estados Unidos”, nos pasan como un relámpago algunas imágenes de otras épocas, que consideramos peores que las presentes, como fue a principios del siglo pasado, cuando la gente vivía a salto de mata, en un país pauperizado que dependía más de la agricultura que de otra cosa. En 1913, mi padre tenía 13 años: habían perdido el rancho que tenían en Los Altos de Jalisco y a esa edad salió de casa y aprendió a sobrevivir hasta que se acabó la pesadilla y la economía empezó a componerse. En los años treinta encontró trabajo en El Águila y luego en Pemex, donde trabajó hasta 1951 para regresar —felizmente— a vivir a Guadalajara, y lo hizo viviendo bien con un rancho de 50 hectáreas que compró cer
ca de Atequiza.

Pero ahora los catastrofistas no quieren escuchar estas historias y, para ellos, lo que estamos pasando no es temporal, sino eterno. No están de acuerdo con ninguna de las medidas que se toman, pues según ellos, no sirven de nada, menos cuando empieza uno a hablar de la teoría de Howard H. Stevenson, que habla del poder de las empresas cuando se estructuran de tal manera que son predecibles en sus acciones para la creación del futuro —incluyendo las crisis— y que demuestren acciones congruentes con esos principios para ganar en el futuro.

Pero los catastrofistas no entienden que, a pesar de la falta de créditos, que se solucionará en el tiempo —y que esperamos sea pronto—, no creen que haya que buscar alternativas para enfrentar, por lo pronto, esa falta de crédito e imaginar en lo inmediato cómo puede uno detener el desempleo proponiendo un cambio de oficios, como lo hizo IBM en los años treinta, años de crisis. Nada peor que la muerte, aunque para muchos, los chinos incluidos, ni siquiera eso es lo peor.

Todo lo que se diga, para ellos, está mal y son incrédulos sin ganas de encontrar soluciones en el tiempo. Como si se regocijaran de la tragedia, como los sádicos que disfrutan del dolor de los demás, imaginando que no hay solución alguna. Allá ellos, digo.

MARTÍN CASILLAS DE ALBA / Escritor y cronista.
Correo electrónico: malba99@yahoo.com

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