Los amoríos de Peña Nieto

En esta ocasión nos vamos a referir a Enrique Peña Nieto, gobernador de estirpe priista del Estado de México, Entidad que tiene por consigna emblemática aquello de “somos brazo que lucha y espíritu que crea”, y que se precia ser el origen de la mexicanidad; quién sabe si sea cierto, pero es el caso que Peña Nieto ha hecho un estilo muy peculiar de gobernar una de las entidades más prósperas del país, tal vez por la circunstancia de su cercanía al Distrito Federal, de tal modo que es un reflejo de lo que sucede en la capital del país.

Peña Nieto es un niño mimado de los políticos priistas, y por si fuera poco, es oriundo de Atlacomulco, que al decir de la consigna popular es y seguirá siendo tierra de gobernadores, gracias a Dios y a María Santísima, origen del mítico y legendario Grupo Atlacomulco, que tuvo presencia nacional.

El bueno del chavo Peña Nieto está gobernando esa Entidad que ostenta el nombre de la patria de manera muy sui géneris. Llama la atención de la opinión pública su impecable atuendo moderno y juvenil, sus bien cortados trajes y sus corbatas que deben ser de importación; su peinado con gel; dicen que gasta mucho en el cuidado de su imagen. Su figura dista mucho de la de otros gobernantes de la propia Entidad, como Hank González, poseedor de gran personalidad, de gran carisma y de palabra suave, tersa y convincente y que tenía el don como el legendario rey Midas, de convertir todo lo que tocaba en oro.


O del populachero Jiménez Cantú, discípulo y hechura del doctor Báez; o bien la forma de actuar de César Camacho, el de Metepec. Compromiso, de todos modos, de una vida con valores.

Llama la atención que suponiendo que el ejercicio de gobernar un Estado federal tan complejo se supone que debe estar siempre muy atareado, pero es el caso que Peña Nieto se da tiempo para todo, incluso para echar novio, pues desgraciadamente quedó viudo accidentalmente, de tal modo que se convirtió de repente y de manera inesperada en el soltero más codiciado por razones obvias, entre otras, porque tiene poder político; las malas lenguas, especialmente las viperinas, ya lo están candidateando como posible abanderado del aporreado partido tricolor como candidato idóneo para las próximas elecciones presidenciales, es decir, para “la grande”.

Mientras son peras o son manzanas, como reza el adagio vulgar, el joven Peña Nieto se deja ver en todos aquellos eventos públicos o no públicos, se deja ver decíamos, muy de “manita sudada” con su flamante novia, por cierto actriz de la farándula y esas cosas, que en buen momento lo “pescó”. Seguramente, que la actriz en cuestión se la rifó con otros prospectos del gremio, ya que de manera no del todo oficial es la “primera dama del Estado” con carácter ex oficio, al fin y al cabo en nuestro medio todo se vale y todo se acepta. Cuestiones de la alta política a la mexicana, y un motivo más para comentar en los diretes de los especialistas en sociales; Peña Nieto ya tiene novia, titular más que adecuado para la primera plana de los diarios locales de Toluquita la bella, al fin de cuentas, conservadora.

MANUEL LÓPEZ DE LA PARRA / Periodista.
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