Miércoles, 24 de Abril 2024

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La casi centenaria UNAM

Por: EL INFORMADOR


Ciertamente no ha transcendido el hecho de que la Universidad Nacional Autónoma de México; autónoma desde 1929, está próxima a cumplir su primer centenario de vida académica, pues fue inaugurada el 22 de septiembre de 1910, en ocasión de los festejos del primer centenario del inicio de la Revolución de Independencia durante los últimos tiempos del Gobierno de don Porfirio Díaz, y con base en un proyecto elaborado por don Justo Sierra, por entonces, secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes con la participación técnica de don Ezequiel A. Chávez, de acuerdo con el modelo típico de las universidades europeas, precisamente con mucho de la Universidad de París; por ese entonces la influencia europea estaba presente, y en especial, la cultura francesa.

Seguramente a la institución le ha tocado actuar en tiempos de cambios profundos del México contemporáneo, pocas veces se ha conmemorado la fecha de su fundación, en un acto en que se lleve a cabo un balance de la labor académica, de investigación y de difusión que tiene bajo su responsabilidad. Su existencia ha estado imbricada profundamente a la de México, y muchos de los avances científicos y técnicos se deben a su influencia, a su presencia, a su injerencia, y a su modelo humanístico de carácter social.

En principio, la Universidad Nacional, que ha sido manejada fundamentalmente por abogados y médicos, sólo en dos ocasiones de alguna manera se ha conmemorado la fecha de su fundación. La primera, fue durante el rectorado de Luis Chico Goerne o sea el 22 de septiembre de 1936, con un evento efectuado en el Anfiteatro Bolívar en donde tuvo lugar solemne ceremonia con motivo de su XXVI aniversario, que tuvo que posponerse un año debido a los conflictos que por ese entonces tuvo que enfrentar. Así las cosas, el diario “El Universal”, en su edición respectiva, anunciaba a la opinión pública de la capital, que a las 20 horas de ese día se llevaría a cabo un programa alusivo: Primero, se interpretarían tres bellos trozos de música clásica de Beethoven y de Schubert. El discurso oficial estaría a cargo de Emilio Pardo Aspe, entonces director de la Escuela Nacional de Derecho y de Salvador Azuela, jefe del Departamento de Acción Social, con la asistencia del propio rector Chico Goerne.

El diario “Excélsior”, al día siguiente, daba a conocer la crónica del suceso y destacaba que había sido una brillante velada cuyo propósito consistió en exaltar la obra de los verdaderos maestros ante una concurrencia abundante y abigarrada. Azuela, señala la misma crónica, vibrante, fervoroso, pleno de fe en los futuros destinos de la patria y de la Humanidad, así como de su empeño por mantener libre y absolutamente autónoma a la aún joven institución.

La segunda ocasión, algo espaciada, por cierto, tuvo lugar en el año 1943, cuando conmemoró el XXXIII aniversario de la fundación de la Universidad Nacional de México, y esa vez fue de otra manera: el Instituto de Investigaciones Estéticas de la propia Universidad, publicó un folleto breve y conciso acerca de “La visita del virrey Iturrigaray a la Universidad en 1803”, es decir, a lo que fue la Real y Pontificia de la época virreinal, que según lo expresó el propio Sierra en su discurso inaugural, no tiene ninguna relación con la institución que se estaba inaugurando precisamente aquel 22 de septiembre de 1910.

MANUEL LÓPEZ DE LA PARRA / Periodista.
Correo electrónico: loppra@economia.unam.mx

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