Martes, 24 de Junio 2025

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Intrusos

Por: EL INFORMADOR

ENTRE VERAS Y BROMAS              

Si lo que se proponía el gobernador Emilio González Márquez al promover la causa de canonización laica de Heliodoro Hernández Loza y Francisco Silva Romero y su consagración como “jaliscienses ilustres”, era promover una oleada de reconocimiento a sus méritos y de gratitud “post mortem” a sus desvelos por las mejores causas de Jalisco, es obvio que el tiro le salió por la culata. Pero si su secreta, aviesa, maquiavélica intención, al aprovechar la influencia que le da su cargo para meter, a martillazos, a los sedicentes “líderes obreros” a la ya de por sí muy devaluada Rotonda de los Jaliscienses Ilustres, era provocar el repudio generalizado de la “vox pópuli” a la memoria de dos ciudadanos que estaban muy quitados de penas, más allá del bien y del mal, en el bendito limbo del olvido, la artimaña —¡ah, pillín...!— le salió redonda.

—II—

La doble intrusión que, por decreto, se perpetró el sábado pasado (“intruso”, según el “tumba-burros”, es el adjetivo que conviene a quienes alternan con personas de condición superior a la suya), sirvió para que algunos tapatíos memoriosos recordaran que hay, en la planta alta de la Presidencia Municipal, otra especie de rotonda, menos pretenciosa, creada durante la administración de Eugenio Ruiz Orozco como alcalde, donde se rinde homenaje a los (dicho con una mezcla de afecto y respeto) “locos egregios” de Guadalajara. Son los casos, entre otros, de “El Gato Montés”, “Don Ferruco en la Alameda”, “El General Hilachas”, “Polidor”, “Firulais”, “La Pichona”... y Mingo (a) “Pada oda”, que los sobrevive a todos. Personajes surgidos del pueblo; decididamente estrafalarios algunos, excéntricos todos, pero también, todos ellos, gente buena..., y, por ende, a despecho de sus rarezas (“en este mundo de locos, somos pocos los normales”, decía el abuelo), queridos, consentidos y respetados por sus vecinos.

—III—

Promover una depuración en ese escaparate de vanidades, santuario de componendas y relicario de gratitudes políticas en que ha degenerado la grandilocuente Rotonda de los Jaliscienses Ilustres, se agenda en el capítulo de “asuntos varios” para el Día del Juicio... pero ya en la tarde.

“Ese día se sabrá —como reza un refrán, muy jalisciense por cierto— quiénes son Los Señores de Los Guajes...”.

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