Hacia la normalidad

El país camina ya por el sendero de la normalidad, una vez que las autoridades sanitarias han ido comprobando que el grado de letalidad mostrado hasta ahora por el virus de influenza denominado A H1N1 es menor de lo que en un principio se temió.

Las actividades económicas tienden a regularizarse, si bien ha quedado claro que el impacto sufrido en ramas como la restaurantera y sobre todo la hotelera ha sido devastador. Los gobiernos federal y estatales han adoptado medidas de emergencia, tanto fiscales como crediticias, para tratar de paliar los efectos negativos que ha dejado la emergencia sanitaria, que se vino a empalmar a la profunda crisis económica, ambas de efectos mundiales.

En Jalisco, finalmente se han reabierto los establecimientos de diversión que fueron los más castigados por las restricciones. Estadios de futbol, cines, bares, cantinas y en general los llamados “antros”, están nuevamente en operación, aunque se tienen noticias de que algunos de plano se quedaron cerrados por la dimensión de las pérdidas que acumularon durante los días en que fueron privados de su actividad.

Mañana, todos los estudiantes de los planteles públicos y privados estarán de nuevo en las aulas, y hoy tendremos nuevamente un domingo prácticamente en las mismas condiciones en que se quedó el ritmo de vida social antes de la contingencia por el virus.

Es buena la oportunidad para rehacer la convivencia cotidiana y, de paso, lograr un doble efecto. Por un lado, recuperar las fórmulas de acercamiento familiar o vecinal, acudiendo a un parque público, una plaza comercial, la Vía RecreActiva, o saliendo a alguno de los múltiples lugares con talante turístico cercanos a la Zona Metropolitana de Guadalajara; por el otro lado, en la medida de las posibilidades que ofrezca la economía familiar, ayudar a la recuperación de la actividad económica haciendo las compras necesarias, consumiendo en algún restaurante, disfrutando en una sala de cine.

Nada de despilfarros, simplemente regresar a la normalidad y recuperar las sonrisas en los rostros, porque una parte fundamental de la recuperación económica está vinculada al estado de ánimo con el que se afronten las dificultades y se pongan los remedios.