| Hablando mucho y sin decir nada Por: EL INFORMADOR 22 de mayo de 2008 - 23:00 hs No creo que a la mayoría de la población les interese mucho el llamado “debate petrolero”, a la gente de la calle sencillamente no le interesa. Cuando López Obrador dice que ordenó tomar las tribunas del Congreso para evitar una rebelión popular, sólo confirma que sigue viviendo una realidad aparte, creada en torno suyo. El debate petrolero sirve, en todo caso, para prolongar la incertidumbre, encontrar un enemigo común (el fantasma de la privatización), que transforme el discurso de López Obrador en el pensamiento único del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y del Frente Amplio Progresista (FAP). Si el partido en ese camino se desangra como lo estamos viendo, no es problema para quien no quiere tener que rendir cuentas porque, como lo dijo en días pasados el historiador Lorenzo Meyer: “Es un hombre que cree que tiene una conexión directa con algo superior”. Suena absurdo pensar que frases como que se debe defender el petróleo, la soberanía, el patrimonio de los mexicanos, tengan algún sustento si no se ponen en contexto, si no se asume que, en realidad, cuando se habla de la industria petrolera, como de cualquier otra administrada por el Estado, lo que se debe analizar son los resultados. Y éstos indican que no sólo no se ha avanzado, sino que estamos en un franco retroceso. Sin embargo, a la gente sí le preocupan dos cosas: la seguridad y los precios de los productos de consumo básico. En el terreno de la seguridad, no cabe la menor duda de que estamos todos por completo conscientes de lo frágil de nuestra existencia, tres mil 500 ejecuciones en lo que va del año. Pero es importante que independientemente del recuento de muertos, pasemos a la comprensión más profunda del proceso que se vive en esa lucha, con sus aciertos y sus insuficiencias. Pero más delicado aún es la percepción ciudadana en el aumento de los precios. La amenaza de que la tortilla podría alcanzar los 12 pesos por kilo es algo verdaderamente peligroso en un país en donde la pobreza ofende. Hablando mucho y sin decir nada, los gobiernos federales y locales dicen estar listos para enfrentar los estragos de la crisis alimentaria que se vive en el mundo y que ya ha afectado a 30% de la población rural y a 11% de la urbana, según el informe “La Pobreza Humana”, realizado por el Banco Mundial. Aunque quienes se encuentran dentro de estos porcentajes no consideran noticia estos hechos, ya que han padecido esta crisis por todos los tiempos de los tiempos amén. En contraparte, hay quienes ven el caso de la tortilla como uno más de los muchos que, por el factor inflación, se vive todos los años. Pero no, esto va mucho más allá de eso y no hay que perderlo de vista. Lo cierto es que, más allá de las típicas tentaciones populistas electoreras, los gobiernos de los países en los que la pobreza sigue aquejando a grandes conglomerados sociales, la crisis alimentaria ya es, y será, una de las crisis que van a definir al nuevo milenio. CARLOS CORVERA / Analista político. Correo electrónico: corveracmx@hotmail.com Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones