Jueves, 25 de Abril 2024

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Generales en la mira

Por: EL INFORMADOR

A su estilo, con todo el sigilo y la discreción castrense, sin reflectores ni publicidad, en la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) han iniciado sus propias operaciones de “limpieza” para detectar y remover a militares involucrados con el narcotráfico.

El caso más sonado recientemente fue el del general Roberto Aguilera, quien fungiera como responsable de inteligencia antinarcóticos de la Sedena en el sexenio foxista y a quien se dio de baja en julio pasado, tras detectarse que realizó algunas detenciones de narcotraficantes de las que no informó al Ejército ni a sus mandos superiores. El general Aguilera, cercano al ex titular de la Defensa, Gerardo Clemente Vega, y al ex procurador Rafael Macedo, causó baja y fuentes militares aseguran que actualmente está detenido en el Campo Militar Número 1, donde lo procesan tribunales castrenses.

Otro militar de alto rango al que le pegó de rebote la civil Operación Limpieza que se lleva a cabo en la Procuraduría General de la República (PGR) y la Secretaría de Seguridad Pública federal, fue el general brigadier Carlos Fernando Luque, con parentesco familiar con Miguel Colorado Jiménez, ex militar, ex funcionario de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO) y principal acusado de la red de infiltrados que daba información a los cárteles de la droga.

Aunque no hay sobre él ninguna acusación que lo vincule con el narcotráfico y —precisamos— el general Luque sigue en activo, tras la detención y encarcelamiento de su cuñado Miguel Colorado, al general lo removieron de la zona militar de Oaxaca y lo enviaron a un puesto administrativo al edificio de la Sedena. Al tiempo que se abrió una investigación y al general lo interrogaron en el Campo Marte sobre las actividades de su cuñado, aunque en la Defensa aclaran que no hay, hasta el momento, ningún señalamiento o acusación sobre él.

Hay un caso bastante extraño que se inscribe en el contexto de esta misma guerra contra el narcotráfico y las “limpias” internas que se llevan a cabo en la Defensa. El general Jorge Alberto Cárdenas, quien era comandante de la X Región Militar, ubicada en Mérida, Yucatán, “se suicidó” hace una semana, según la versión oficial de la Sedena.

El general Cárdenas venía de un recorrido de Progreso a la ciudad de Mérida, cuando de repente en el trayecto pidió al chofer que detuviera la camioneta en que viajaba para hacer del baño. Iba acompañado por cinco escoltas, se alejó de la camioneta para hacer sus necesidades y de pronto se dio un tiro a unos cuantos metros del vehículo.

“Pasó por un momento de crisis depresiva atentando contra su vida”, fue el reporte oficial de la Sedena, pero en Mérida, donde la gente está muy sensible desde la conmoción de los decapitados, la vox populi afirma que al general lo mataron.

Llama la atención de la versión oficial del suicidio que los cinco guardias del general no lo acompañaron cuando se bajó del vehículo, cuando la violencia del narcotráfico ha aumentado en esa Entidad. ¿Es normal que dejaran al jefe de la zona militar bajarse en un tramo carretero solo, a merced de cualquiera que le estuviera siguiendo los pasos?

SALVADOR GARCÍA SOTO / Periodista.

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