| Gasto corriente Por: EL INFORMADOR 12 de mayo de 2008 - 23:00 hs En dos por tres De oírlo decir aprende el ciudadano a saber de qué modo son aplicados los dineros públicos. Conoce de tales y cuales cantidades van a la obra pública, servicios de bienestar social, y tantas y cuales son dedicadas a “gasto corriente”, el cual por cierto, no es corriente ni ordinario, pues representa casi siempre una cantidad superior a la que se emplea en acciones materiales. Esta suma, tenida por “corriente”, se emplea para cubrir la nómina de empleados que, en el caso del Ayuntamiento de Guadalajara, representa 52% de todo el presupuesto municipal, así es de obesa y abultada la plantilla laboral, y ésta va de acuerdo a las exigencias de una población que demanda atenciones y servicios, pidiendo por esto mismo tal cantidad de empleados. Aparato burocrático El alcalde, con la diligencia manifestada desde el principio de su ejercicio, se propuso reducir en lo posible el gasto de nómina, buscando un mejor equilibrio de los dineros públicos, de manera de poder aplicar cantidades mayores a las obras municipales y de reducir la cuantiosa derrama en un aparato burocrático que, según el sentir público, suele ser incumplido e incapaz. Desde siempre se ha hablado del burocratismo como de un lastre que tienen que cargar sobre sí los gobiernos cuando por presiones sindicales, por recomendaciones políticas, tienen que abrir puertas de las dependencias públicas a muchas personas que se cobijan en esquemas de Gobierno y lejos de dar un rendimiento esperado en su trabajo, actúan, viven y engordan como parásitos. Capacidad y desempeño La solución de esta carga en las administraciones públicas vendría por sí sola, si se establecieran mecanismos de selección en puestos de servicio, mediante exámenes de oposición y de una valoración de aptitudes personales en miras a un rendimiento en el trabajo, que justificaría mejores condiciones y un salario de acuerdo a las mismas excelencias laborales. Difícil va a ser en el caso de Guadalajara, la reducción de la planta de servidores municipales por una serie de vicios que se han hechos viejos en los gobiernos, por la protección sindical que no mide la respuesta de los trabajadores en el servicio que se les encomienda y solapa en muchos casos esa deplorable imagen pública que se tiene del burocratismo. LUIS SANDOVAL GODOY / Escritor. Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones