Domingo, 15 de Junio 2025

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Falta de credibilidad en los partidos políticos

Por: EL INFORMADOR


Charlábamos con un grupo de amigos sobre la irremediable crisis por la que atraviesan los partidos políticos, sobre todo porque han resultado huecos por dentro e ineficientes por fuera.

La más importante razón de su existencia es para aglutinar a los convencidos de un mismo ideario político, es decir para luchar por una misma visión y un proyecto en común. Pero resulta que sólo quedan pinceladas de ese ideal, porque la realidad es que han caído en ser una bolsa de trabajo, para alcanzar el poder y hacerse de dinero. Lamentablemente más para una gavilla de interesados, que para unos auténticos políticos.

Lo peor es que estamos todos atrapados, pues para acceder a los cargos de elección popular se necesita, forzosamente, pertenecer a uno de ellos. Lo que implica, en la mayoría de los casos, que no importa la política, sino más bien para dedicarse a la grilla, el compadrazgo y la demagogia. Finalmente, para llenar plazas y acumular fuerza de grupo e influir para alcanzar los intereses de unas minorías.

Los idealistas estamos en extinción, somos unos viles soñadores que todavía creemos en cuentos de hadas. Maquiavelo sigue imponiendo su visión del quehacer social. Venciendo, dramáticamente, a los que aspiran a ver estadistas al mando de los distintos poderes.

Las listas por las plazas para candidatos a regidores, o los gastos de las anteriores campañas, sólo demuestran el bajo nivel del discurso político que se vive al interior de los partidos. La democracia muestra su ausencia. Algunos no alcanzan a llegar a acuerdos, otros se quedan en la disputa.

Las agendas políticas brillan por su inexistencia. El debate político no está en la mesa. Los problemas coyunturales y temáticos no generan entusiasmo y apertura a la sociedad.

Las intrigas y rivalidades personales son parte de la vida diaria de los partidos. Su ineficiencia puede llegar hasta para llenar bien las formas para el registro de candidatos, lo cual puede resultar en toda una hazaña.

Los votantes no formamos parte de los partidos políticos y sólo se nos toma en cuenta en periodos de campaña, especialmente para atiborrarnos de propaganda.

En definitiva, se agota el modelo y tenemos que buscar la manera de abrir las oportunidades a las candidaturas independientes y sin partido alguno.

Especialmente porque necesitamos que una vez electos cumplan con sus correspondientes posiciones, le den cuentas a los votantes y no a sus partidos.

Que le respondan al pueblo y no a los intereses de unos cuantos.

En la Cámara hay que trabajar por los intereses de la ciudadanía.

El pueblo es el que paga y el que los elige. Es el verdadero patrón.

La democracia necesita seguirse construyendo y es fundamental que la gente crea en sus políticos y en sus representantes. Por ahora, los partidos han perdido credibilidad.

¿Será que los idealistas somos ingenuos o muy exigentes?

Pero aspiramos a creer en los partidos políticos, y si no, que desaparezcan.

¿Habrá otras alternativas?

GUILLERMO DELLAMARY / Filósofo y psicólogo.

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