Viernes, 14 de Noviembre 2025

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Factores concurrentes en el vegetal

Por: EL INFORMADOR

En colaboraciones próximas pasadas expusimos ante los lectores amables, productores o no; aspectos botánicos como base para lograr entender al organismo vegetal en su anatomía, para el desarrollo funcional como es el metabolismo de su fisiología.

En la presente colaboración de esta siempre amable página dominical, vamos a hablar de la ecología en general y, en particular que es requerida por las diversas familias vegetales, sean estas cultivadas o, espontáneas (maleza); cada vez, y con mayor frecuencia, notamos en la sociedad un gusto muy loable y, un interés por cultivar vegetales; para tal efecto los interesados “echan mano” de cuanta información pueden adquirir y respecto de las diversas metodologías y técnicas para, llegar a sus objetivos de un buen producto final, sea este fruto o floral.

Sin embargo todavía se escuchan y dejan ver inquietudes que tocan la calidad del suelo principalmente; en nuestra exposición pues trataremos ubicándonos en el ejercicio profesional cotidiano, de abrir puertas a la comprensión de factores que influyen necesariamente en el establecimiento de un vegetal, u organismo vegetal viviente. Por ejemplo las diversas alturas sobre el nivel del mar en donde se reúnen condiciones  que satisfacen las necesidades de determinadas especies y a esto, se le empieza a conocer como hábitat.

¿Por qué una semilla tarda tiempo en germinar o de plano no germina?, ¿Por qué una planta tarda mucho en adaptarse o, de plano nunca llega a hacerlo? Estas preguntas han de tener sus respuestas durante nuestra exposición en este espacio agrícola y ganadero.

GERMINACION DE LAS SEMILLAS

Nuestra primera consideración debemos hacerla a partir de la viabilidad que tienen semillas y huesos en un tiempo para su germinación; luego que el hueso o semilla se haya  “aviejado” o, este totalmente deshidratado. En el caso de las semillas principalmente lo aconsejable es obtener una calidad certificada, ¿Qué el precio de mercado es alto? Posiblemente, pero, lleva en ello la garantía.

La influencia de la luz sobre la germinación de las semillas ha sido extensamente y ya, muchos años ha, estudiada. Las semillas de muchas  plantas son sensibles a la luz, especialmente cuando han sido imbibidas con agua, (es costumbre de algunos productores poner en agua las semillas antes de su siembra; sin embargo esta toma de agua por la semilla tiene una medición). Como ejemplo rápido tenemos a la lechuga “Lactuca sativa” que no germina sin el estímulo de la luz. Otro ejemplo: la germinación de zanahoria (Daucus carota), es favorecida por la luz. Otras semillas entre las que figuran especies florales como las liliáceas requieren oscuridad para germinar y muchas cucurutáceas germinan mejor en la oscuridad.

Citaremos un pequeño ejemplo vivido en mejores tiempos agrícolas tanto en Jalisco como en el estado de Nayarit; las semillas de tabaco requieren un ligero estímulo luminoso que podríamos evaluar hasta una fracción de segundo para que se produzca en ellas una buena germinación. Las semillas que normalmente requieren luz para germinar no deben sembrarse profundamente, o en caso contrario no emergerán. Recordamos a nuestros amables amigos agricultores que, sin embargo, aplicar el criterio de que un hueso o semilla se siembra tan profundo como tres veces su tamaño. Sin embargo, si las semillas son remojadas y se les da un tratamiento adecuado de luz retienen el estímulo luminoso, y aunque después sean desecadas geminan con éxito en la oscuridad.

La relación existente entre la luz y la germinación de la semilla se hace compleja por la influencia de otros factores ambientales. No condenemos pues a la semilla como “que no sirve” o, también, que la tierra no es la adecuada. Muchas semillas que requieren luz para germinar pueden librarse gradualmente de esta necesidad después de almacenadas bajo condiciones de sequedad. Hemos visto en la práctica y asas demostrado también que la necesidad de luz pude ser cambiada por un efecto térmico simple o asociado con oxigeno, ácidos o nitratos. (En colaboraciones venideras hablaremos de esta parte de la química agrícola)

LUZ Y REPRODUCCION

Se ha demostrado que una baja intensidad luminosa favorece el crecimiento vegetativo (aquí veremos el esfuerzo osmótico de la evotranspiración). Las plantas cultivadas para el aprovechamiento de sus hojas y tallos desarrollan mejor estos órganos en climas considerablemente nubosos, mientras que aquellas otras cuya cosecha la constituyen sus frutos y semillas cumplen mejor su finalidad de crecimiento bajo una mayor intensidad luminosa. Esto se dio a conocer al mundo agronómico por allá en los años 59 de siglo pasado. A partir de los resultados en esta investigación de las relaciones luz-planta, se desarrollo paralelamente una tecnología instrumental que puso a la disposición de los agrónomos o, de los agricultores avanzados, luminómetros, higrómetros y medidores de pH; posteriormente se nos hicieron llegar las cartas de los parámetros de luz de las diversas especies. En la producción de cosechas en invernadero es de gran importancia una adecuada luz solar. La orientación del invernadero en la dirección este oeste permite el aprovechamiento más efectivo de la luz solar, especialmente durante las temporadas de nuestro invierno cuando los rayos solares inciden sobre el techo del plástico o policarbonato formando un ángulo más bien pequeño. Nuestros viejos agricultores de uso de yunta y “tronco” siempre surcaron sus tierras de acuerdo “a la corrida del sol”. Si nos interesamos por curiosidad simple o también evaluamos esa posición veremos que los rayos solares ejercen su influencia sobre el suelo y en ambos lados de la planta.

EFECTO DE LA LUZ SOBRE LA FORMA DE CRECIMIENTO


La intensidad luminosa influye sobre las características de las plantas. Comparado con una intensidad luminosa reducida, la luz solar plena induce la formación de tallos gruesos, xilema bien desarrollado y entre nudos más cortos. Las hojas también pueden ser afectadas, en tal caso el limbo o segmentos de él son más pequeños, pero más gruesos. Los estomas (poros) son, más pequeños y numerosos. La cutícula y las paredes celulares son más gruesas. Esto nos explica porqué unas variedades de la ya mencionada planta de tabaco producen una hoja de mejor calidad cuando crecen parcialmente ensombrecidas. Esta calidad se manifiesta en al plasticidad, en el encendido y la duración del fuego. Los cloroplastos (una de las tres capas de toda hoja vegetal) pueden encontrarse en menor número en plantas expuestas a la luz solar plena. Las células del tejido en empalizada se desarrollan mejor; las del esponjoso, por el contrario, son más débiles. A los largo del ejercicio profesional y en el trabajo con diversas especies hemos visto que las plantas expuestas a la luz solar plena es más baja en ellas la relación entre el área total de la hoja y el tejido vascular del tallo que la sustenta. Ejemplo duraznero y chabacano solo por citar dos especies conocidas entre nosotros. En cambio, en plantas crecidas bajo las mismas condiciones, las raíces son más largas y ramificadas, y mayor la relación raíz-tallo. En las raíces de las leguminosas por ejemplo la soya, expuestas a una luz intensa son mayores y más numerosos los nódulos (pequeños granos), y también mayores los pesos fresco y seco de raíces y tallo. Así pues un incremento de la energía luminosa indudablemente ocasiona una disminución del follaje en plántulas de alfalfa, por tocar un cultivo que se hace en la región de Sayula, esto sin embargo tiende a aumentar o cuando menos mantener una constante en su comportamiento anatómico.

LUZ Y RASGOS FISIOLOGICOS

El efecto de la intensidad luminosa sobre los rasgos fisiológicos de las plantas es tan duradero como sobre los morfológicos. El contenido de clorofila es usualmente más bajo en las plantas expuestas a la luz solar plena; aquí tendríamos que apreciar la presencia y cantidad de ésteres de ciertos ácidos carboxílicos, y por ello pues, más aparentes los pigmentos carotinoides (amarillo-rojizo). La luz solar plena puede ser la causa de una más baja proporción fotosintética, contrario pues a lo que se ha establecido como un estado normal, una elevada proporción de respiración y un alto punto de compensación. Una alta intensidad luminosa también provoca en la planta un aumento de la transpiración y una disminución del porcentaje de agua respecto a su peso seco. No olvidemos que a mayor intensidad luminosa los estomas se encuentran totalmente abiertos y representan con ello, un mecanismo eficiente de transpiración. Entre otros efectos, ocasionados por la luz solar plena, figuran un mayor contenido salido y de azúcar y, a causa de ello, también un mayor valor osmótico, así como un descenso del pH del jugo celular y una alta relación carbohidratos-nitrógeno. La floración y fructificación son comúnmente mejoradas por una incrementada intensidad luminosa. La luz solar plena tiende también a desarrollar una mayor resistencia a los daños ocasionados por la temperatura, a la sequía y a los parásitos.

Con la venia de los mandos editoriales continuamos con la temática.

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