Viernes, 26 de Julio 2024

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El mágico mundo de Walt Diego

Por: EL INFORMADOR

Como el castillo de la fantasía que en medio fuegos de artificio y con la varita mágica de un hada abre las puertas a los territorios de la ilusión infantil, así apareció un barbado conquistador con un enrarecido discurso de reivindicación social.

Apreciable señor Walt Diego: me congratulo de su liberación porque como usted dice este debe ser un país de leyes y no de impunidades. En un país de leyes, señor Fernández de Cevallos somos nosotros los ciudadanos y no un grupo de “misteriosos desaparecedores” aficionados desplegados largos los que debemos exigir que usted responda por las conductas que se le imputan: tráfico de influencias y arreglos en lo oscurito con Carlos Salinas cuando usted fue candidato a la presidencia entre otro mar de perlas negras.

El pueblo no debe olvidar que usted utilizó una y otra vez sus contactos gubernamentales para hacer ganar millonarias sumas a quienes lo contrataron, convirtiéndose en un mercenario de las leyes y un enemigo de las instituciones. Por esto debe responder, por esto debe ser juzgado en el país que usted presume querer construir.

No lo declaro yo, desde mi púlpito de cartón, culpable o inocente. Meramente exijo que responda ante la autoridad (in)competente por sus actos que en el mejor de los casos pueden ser calificados de dudosa solvencia jurídica y moral.

Ahora, francamente, en este país por un lado dudamos ya hasta de la paz de los sepulcros y por otro estamos acostumbrados (o impuestos) a confundir las mas absurdas telenovelas con la realidad. Ya nadie distingue entre María la del Barrio y el guión peñanietista del país de la ilusión en el que es posible ligar a Salinas de Gortari con un copete digno de Elvis. Pero la inmensa humanidad doliente, en su humilde interpretación de los hechos, cree que un copete impecable y una rasurada al ras son suficientes credenciales para gobernar el orbe.

Permítame en este momento no lanzarme al regocijo y la celebración con usted.

Permítame no olvidar su deleznable pasado y su sospechoso futuro.

Considerando todos los escenarios, señor Diego, si usted acaba de candidato presidencial para 2012 yo creeré que todo es un montaje, que lo único que hay aquí es una guerra de guionistas para que la mejor telenovela alcance la silla de los traidores. Perdón, la silla del Águila.

Yo no creo que un secuestro con final feliz sea suficiente para borrar el pasado de un hombre como usted. Tampoco creo que sea capaz de borrar el presente, donde la muerte de Marisela Escobedo frente al palacio de gobierno de Chihuahua, la quema de su local y el secuestro y asesinato de su cuñado ante una autoridad a todas luces incompetente e incapaz son lo cotidiano y no su caso. Una realidad en la que el trabajo pernicioso y cuestionable de las autoridades legislativas y la absoluta ausencia del poder judicial me hacen interpretar que, incluso en casos de secuestro, la justicia y la libertad en México, pertenecen a los porcinos y acaudalados tiranos. A nadie más.

Disfrute su libertad, señor Diego, y permítame, como usted intentó sin lograrlo, citar al Manco de Lepanto en el coloquio de los perros para definir a la clase de lapas políticas que hoy tiene el timón de la patria y de la que usted es parte: “Toda esa gente es vagamunda, inútil y sin provecho, esponjas del vino y gorgojos del pan”.
Ah, y feliz Navidad.

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