Jueves, 19 de Junio 2025

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El fósforo en los suelos agrícolas

Por: EL INFORMADOR


Este elemento de presencia universal, es indispensable para todos los organismos vivientes que lo requieren en cantidades diversas; los suelos agrícolas no son la excepción si consideramos la gran población de microorganismos que lo habitan, aprovechando las condiciones físico-químicas de sus partículas, así mismo su estado microbiológico.

Desafortunadamente no siempre lo encontramos en nuestras zonas de cultivos, no obstante los suelos de origen volcánico, distribuidos en las diferentes regiones o zonas de producción, por lo que se hace necesario considerarlo en los resultados de los análisis de suelos. Si bien, estos resultados aun acordes con los métodos con los que se lleven a cabo, debemos considerarlos como un referente.

Consideraciones generales

Sabido es que el fósforo de peso molecular de 36, ejerce diferentes funciones en los organismos; a partir de las reservas en los suelos las plantas lo utilizan para sus diversas funciones fisiológicas a lo largo de sus también diversos ciclos biológicos, tiene pues repercusión en los productos finales o sea, los frutos.

Repetimos pues que en todos los suelos existen fosfatos en mayor o menor cantidad, procedentes de las rocas originarias, cuyo contenido no se agota en el estrato superior, porque las raíces de los vegetales profundizan hasta encontrar riqueza fosfórica, que trasladan al resto de la planta, cuyos residuos enriquecen en fosfórico el primer horizonte edáfico; o sea pues los primeros 30 centímetros de la capa de suelo.

La materia cósmica de los meteoritos que caen sobre la tierra, considerados alguna vez de orden de los tres millones de toneladas al año, contiene principios fosfatados. Las avenidas fluviales transportan materiales de erosión de unos lugares a otros, enriqueciendo con sus aportaciones el contenido, en fosfatos de determinadas zonas geográficas. Para nuestras consideraciones de ejercicio práctico, las tierras ubicadas junto a los ríos principalmente llamadas “playas” y en otros países vegas, son igualmente importantes por su contenido de este elemento.

Su localización

EL fósforo se encuentra en el suelo en estado orgánico y en estado mineral. El primero lo contienen los residuos vegetales y animales del terreno, donde los microbios y agentes atmosféricos los descomponen y transforman de manera gradual en fosfatos de asimilación, o solubles en el extracto acuoso del suelo.

Los fosfatos minerales proceden como llevamos dicho, de las rocas originarias, constituidas principalmente por fosfato tricálcico poco soluble, que por efecto de la acidez del extracto acuoso se van convirtiendo lentamente en fosfatos monocálcico y bicálcico, que son solubles en la solución del suelo.

Así pues, el ácido fosfórico del suelo lo encontramos en dos grupos: el fosfórico total, y el que se encuentra en forma soluble, o asimilable reutilización inmediata para las plantas. El primero, o reserva fosfatada del terreno, varía del medio al uno por mil, que para un espesor de suelo de 30  centímetros, nos representa de mil 800 a tres mil 600 kilos por hectárea (preferimos este tipo de medición o peso a los porcentajes que se expresan en los resultados de análisis; los kilos por hectárea son objeto de una pequeña práctica aritmética al dividirlos y llevarlos a metro cuadrado de contenido), de anhídrido fosfórico, mientras que el segundo se mantiene disuelto en la solución en dosis cuya variante está calculada  y siempre válida, de entre los 40 a 80 kilos por unidad superficial el cual, a pesar de su pequeñez, es el que se determina siempre en los análisis químicos, por ser el que es absorbido por las raíces, al que denominamos pues asimilable, que en general no basta para los requerimientos o exigencias
de los cultivos; es pues ahí, en donde técnicos y agricultores debemos iniciar las consideraciones respecto de una fertilización fosfatada.

Cómo funciona

Al disolverse los fosfatos en el extracto acuoso, experimentan su división en aniones fosforitos y cationes de calcio, para ser retenidos y fijados por el complejo absorbente de la manera que hemos venido mencionando, lo que impide su penetración en profundidad con la lluvia o riego. Por ello se dice  que no se mueve. Los aniones fosforitos se encuentran en el suelo en dos estados: en aniones de cambio, y en forma irreversible. Los de cambio están retenidos en la superficie externa de las partículas de arcilla, de donde pasan a la solución del suelo por cambio con iones humitos y anhídrido carbónico principalmente. Dicho estado constituye la forma nutritiva por excelencia para los vegetales.

El anión fosforito irreversible se encuentra en los espacios interlaminares de la arcilla, donde permanece inactivo, sin presentar el cambio iónico, por lo cual no pasa a la solución del suelo, ni es absorbido por las raíces.

Del extracto acuoso del terreno obtienen las plantas la nutrición fosfatada; que si se empobrece en fosfórico al absorberlo las raíces, los coloides van cediendo al fósforo a la solución por cambios iónicos, cuya concentración se mantiene constante hasta que se agota el fosfórico de cambio. Aquí nace la importancia que debemos considerar, tienen los análisis foliares que deben hacerse periódicamente en su correlación con las reservas del suelo.

Investigaciones correspondientes

La concentración óptima de la solución fosfórica para nutrición de las plantas la estableció Remolón, hace más de cinco décadas, en una investigación de conjunto con Sclöesing en Europa, misma que simultáneamente se estaba llevando a cabo en los Estados Unidos de Norteamérica; la investigación agronómica dio origen al primer método para la fertilización fosfatada del suelo.

Ahí se estableció pues que “en soluciones nutritivas circulantes la planta aumenta su crecimiento con la concentración en anhídrido fosfórico, por lo menos hasta 0.5 miligramos por litro. Este parámetro representa el límite mínimo necesario para obtener rendimientos máximos; sin embargo, lo más frecuente es que las producciones se ven aumentadas proporcionalmente al rango de la solución hasta un miligramo por litro. Así pues, desde 1.2 hasta 50 miligramos por litro, no se observó rendimiento de consideración”. Ahora bien el rango de ácido fosfórico de la solución del suelo está generalmente entre los niveles de 0.2 a 0.5 miligramos por litro.

Consideraciones de dosificacion

Si 0.5 miligramos por litro es un óptimo de riqueza fosfórica de riqueza del suelo para la nutrición de las plantas, 0.3 y 0.4 miligramos representan concentraciones aceptables. Pero cantidades menores de 0.2 miligramos, aunque suministran fósforo a los vegetales, son consideradas como riquezas pobres.

Por otra parte Schlöesing descubrió que la concentración fosfórica de la solución acuosa es independiente de la humedad del suelo (importante para los que manejamos la nutrición de los cultivos, actualizarla, literatura correspondiente, para no confundirnos con la creencia de la humedad como vehículo y la solución estable intrínseca del contenido de la solución). Ejemplo: si 300 gramos de tierra se agitan con un litro de agua, y la solución adquiere una concentración en anhídrido fosfórico de 0.3 miligramos por litro, esta concentración sigue siendo la misma aunque se añadan cinco litros de agua a los 300 gramos de tierra. Conceptos y valores deben tomarse en cuenta en la tabla de los elementos de Mendeleyev.

De todo ello pues, se infiere que la lluvia o riego no modifican la concentración fosfórica del extracto acuoso del terreno, que se mantiene constante aunque varíen las proporciones de tierra y agua, cuyo rango es suficiente para caracterizar o valorar la riqueza fosfórica del suelo.

Si se admite que la concentración óptima nutritiva de la solución del suelo se iguala a la investigación hecha por Remolón, en medios líquidos circulantes, la fertilización fosfatada del suelo consiste pues, en agregarle abono de esta clase hasta elevar el rango del extracto acuoso a un punto entre el 0.5 y 1.0 miligramo, según los requerimientos de la planta y la economía de la fertilización.

Así, pues, hemos de considerar que cada terreno tiene como carácter propio un determinado nivel fosfórico de la solución acuosa, debido a sus antecedentes o historial, que se mantiene casi constante en el año agrícola, lo que significa una nutrición real para las plantas en cualquier época de su ciclo, a diferencia de la nitrogenada, donde la concentración del extracto varía constantemente.

Es también característica de cada suelo la cantidad de abono fosfatado necesaria para elevar su nivel fosfórico.

Nuestras consideraciones agronómicas deben establecer pues la diferencia entre el contenido de nutrición estructural para un suelo, y el contenido de solución nutritiva disponible para un vegetal en cultivo; son dos economías que siempre deben estar presentes en el desarrollo del cultivo. Esperamos hacer nuevas exposiciones del tema que, involucran necesariamente la rentabilidad de una inversión; así, que, agradecemos la compresión de los altos mandos editoriales para próximas colaboraciones.

ROBERTO SIERRA B. / Ingeniero agrónomo, asesor y consultor.
Correo electrónico: ing.sierra@yahoo.com

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