| El árbol que canta Por: EL INFORMADOR 28 de julio de 2009 - 23:00 hs Ayer... y hoy La mitología maya describe su historia a veces en forma de murmullo y en otra ocasiones con tonos suaves o en forma ruidosa, pero siempre llenas de armonía; son los sonidos que produce el hormigo al golpearlo, pues es el árbol que canta, ya que es el medio de esparcimiento del pueblo alegre y sonriente que encontró en la marimba la manera de expresar su amor a la música. Los historiadores dicen que este instrumento musical data de tiempos legendarios, su origen lo fincan en Centroamérica, en la zona lacandona entre Guatemala y México; su cuna la encuentran en la marimba llamada “Maya” o de Tecomates, junto con el instrumento musical llamado “Tun” (cilindro de madera tocado con dos palitos con punta de caucho o hule), que al irse perfeccionando se convirtieron en el actual arte de ebanistería, ya que al hacer las teclas de esa madera especial muy sonora convirtieron al árbol hormigo o colorín en expresión de su sentimiento artístico; así encontramos que desde siempre la marimba forma parte de la vida y la cultura musical, es la identidad de la región, pues por la sonoridad que tiene, al que escucha lo conduce a estados de exaltación espiritual en sus ritos, o a euforia festiva en los fandangos. En la selva lacandona (México y Guatemala) es donde existe el hormigo, árbol de donde se obtiene la madera para fabricar la marimba; por su resonancia mediante su lenguaje musical, desde remotos tiempos representa los cantos lacandones, es un lenguaje ritual, es la voz de la selva, el alma de su música y al acompañarla con el tziloloj (flautín indígena de caña) se acentuó la parte virtuosa de sus sonidos, siendo enriquecidos más tarde con la música de influencia morisca que trajeron los españoles. En la época colonial los frailes que llegaron tuvieron un concepto diferente de la selva lacandona, y así la describieron: “En los tiempos pasados, cuando en Quauhtemallan reinaban la idolatría y los pecados (...), en ella los demonios eran llamados y honrados, allí Dios era ofendido y blasfemado (...) y la Gloria que a Dios se había de dar, era dada a los ídolos y a los demonios (...) que debajo de grandes árboles en montañas espesas y bosques eran llamados y adorados los demonios y cometidos grandes y enormes pecados”. En México, frecuentes denuncias se han hecho al Gobierno, los rapamontes se están acabando a gran prisa la selva lacandona, se están extinguiendo los árboles sonoros, los árboles que cantan, y si queremos preservar la marimba en Chiapas, los que tenemos amor a la música debemos luchar por su sobrevivencia, pues de no hacerlo sólo nos quedaría “escuchar las resonancias de las marimbas metálicas”. ADOLFO MARTÍNEZ LÓPEZ / Escritor. Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones