| El Presidente ya no se nota Por: EL INFORMADOR 1 de septiembre de 2008 - 23:00 hs Felipe Calderón llega a su segundo año de gestión como lo han hecho al menos los últimos dos presidentes: con la opinión pública discutiendo si va caer. La imagen del Mandatario con un cabestrillo sosteniéndole el brazo izquierdo es un logotipo involuntario del estado actual de cosas: con tal de que no le duela la fractura, ya no se mueve. En el primer año logró lo que nadie hubiera apostado: tomó posesión con tribuna sitiada, resanó la institución presidencial, se ganó a la gente por “al menos hacer algo” contra el crimen organizado, neutralizó a López Obrador y consiguió en el Congreso sacar la reforma al ISSSTE, la mini hacendaria, y hasta aprobar por consenso el paquete económico 2008. Del segundo año lo único que puede reportarse es un gobierno estancado: Según las encuestas, los dos principales problemas que percibe la población son, en ese orden, carestía e inseguridad. Felipe Calderón no puede con ellos. Lo rebasan. El “Presidente del Empleo” tiene una economía mexicana en el último lugar de crecimiento en Latinoamérica. En sus segundos años de gobierno, a Fox y Zedillo se pedía que no hubiera otra crisis sexenal. Ahora eso no basta. A Calderón se le ha subido la bandera: se exige mejoría, y en lugar de eso, los bolsillos se debilitan. Suben tortillas, aceite, frijol, pan, gasolina. Los factores internacionales que mueven con especulación los costos de comida y combustibles se llevan a México en una muela. En la inseguridad, ya se terminó la luna de miel. El Presidente que arrancó el mandato declarando la guerra al crimen no ofrece menos sangre a una sociedad que le ha respaldado dos años en esta lucha y ya no está dispuesta a esperar: se le reconocen las buenas intenciones, pero si aprendió algo de Fox, ésas no bastan. La infección en las policías y jueces parece incurable, al menos con el remedio que ha aplicado el Primer Mandatario: lleva 21 meses y no ha logrado que exista una Policía municipal confiable. En el segundo año, incapaz de plantear su propio juego, Felipe Calderón ha dado muestras de agotamiento y sólo alcanza a reaccionar al juego que le marcan otros: Si matan en Juárez, para allá va el Ejército. Que ejecutan en Yucatán, pues al Sur los verdes. Que suben los precios, un programa que los baja tantito. Vuelven a subir, y vuelve a presentar el programa con otro nombre. Y al final quedan más caros que al principio. Que le voltea la cara el PRD, se alía con el PRI. Que le faltan presidenciables, manda a Juan Camilo a Gobernación. Que le salen los contratos, recurre al PRI para salvar a su hombre más cercano. Que no quiere Ebrard la foto, se monta en la ola Martí para orillarlo a sentarse a la mesa. Que Espino grita, manda a Germán Martínez y Mouriño a tenderle la mano. El Presidente que se adhiere al “basta ya” de impunidad, firma con Mario Marín y Ulises Ruiz. El que prometió erradicar la corrupción negocia con Elba Esther Gordillo la Alianza educativa y no toca a Romero Deschamps en la iniciativa Pemex. El que logró este año posicionar en la agenda política la reforma energética, la vio secuestrada por el PRD con su discusión sobre la privatización y por el PRI en la votación de lo que finalmente, si se aprueba, quedará como ley. Y depende de qué salga en el Congreso salvará o no el año 2008. Mientras tanto, el estancamiento sumado a la carestía y la inseguridad impulsan la irritación y el desencanto. Y ni modo de que voltee a ver a su gabinete, que salvo un par de excepciones, ha juntado en dos años méritos para que a nadie sorprenda cualquier remoción. CARLOS LORET DE MOLA A. / Periodista. Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones