Jueves, 12 de Junio 2025

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Dos velas

Por: EL INFORMADOR

ENTRE VERAS Y BROMAS             

He aquí un ejemplo de cómo se lleva a la práctica, al pie de la letra, aquello de “poner una vela a Dios... y otra al diablo”...

—II—

Lo primero: a la vista de que la otrora amable y risueña Zona Metropolitana de Guadalajara se transformó, merced a la incapacidad de sus gobernantes —salvo honrosísimas excepciones— para ver más allá de sus narices, en una mancha urbana desordenada y caótica (“Caótica, apostólica y romántica”, puntualizaba el primo Gumersindo), el Gobierno del Estado decidió apostar todas las canicas al proyecto del Macrobús. Programado para arrancar el próximo 15 de febrero, el nuevo sistema de transporte masivo, que gradualmente acrecentará sus rutas, implicará costos, desde luego, especialmente en su etapa inicial, cuando deberá vencer resistencias y doblegar inercias... pero a la larga, como en otras latitudes, reportará beneficios. Lo conseguirá, por cierto, en la medida en que se convierta en una verdadera opción que invite a preferirlo sobre el transporte particular.

Lo segundo: los concesionarios del transporte público anticiparon, a finales de 2008, que, en concordancia con los incontenibles aumentos en los insumos —combustibles, lubricantes, llantas, refacciones, unidades nuevas...— solicitarían un incremento en sus tarifas. Aseveran que la tarifa “real” —es decir, la que haría costeable el servicio y dejaría un margen razonable de utilidad— sería de siete pesos. Sin embargo, anticipan que aceptarían una de seis... La respuesta del gobernador del Estado consta de dos capítulos. El expreso: “No sabemos cómo va a estar el empleo; no sabemos cómo vienen los precios de diesel y gasolina; por lo pronto, no estamos considerando la autorización de un incremento a la tarifa con cargo al usuario”. Y el tácito: “En un año electoral, como éste, un Gobierno que autoriza el aumento a las tarifas del transporte público, se hace el hara-kiri”.

—III—

Los resultados, como que dos y dos son cuatro, son previsibles: si la prestación del servicio —con todas las imperfecciones que se le conocen— ya es malo, con tarifas divorciadas de la realidad tendrá que ser peor.

Cabe, por tanto, el pronóstico: en unos meses, los camiones de Guadalajara podrán parafrasear la publicidad de una marca de whisky: “Parece barato. Lo es”.

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