Con frecuencia leemos como está disminuyendo la población infantil en Europa.Trayendo a mi presente el pasado de mi familia, me doy cuenta de ello. Mi abuela paterna tuvo seis hijos, y ya mis tías fueron disminuyendo su producción de niños, en mi casa sólo fuimos dos. Mis padres entraban en la modernidad. El sur de Europa se ve invadido por africanos y España por hispanoamericanos que, al revés de antaño, van allí a buscar su futuro. Ojalá lo encuentren, porque esos países del sur europeo han entrado en la resbaladilla. Los que tratan de este peculiar tema suelen achacar la disminución de nacimientos a causas egoístas: sin niños viven más tranquilos, menos gastos, menos preocupaciones y responsabilidades y cuando ya han estudiado, viajado y disfrutado, echan de menos al hijo que no han tenido y a la edad de empezar a ser abuelos, hacen lo imposible por convertirse en padres. A mi parecer entre las razones en que se apoyan para no tener hijos, esas parejas tienen presente la calidad de vida por la que pasamos. Ellos mismos examinan sus días: trabajo agotador, enfermedades, carestía, atracos, políticos engañosos, equivocaciones tremendas como la del petróleo del Golfo de México, lucha diaria para prosperar, rivalidades... un sinfín de sorpresas entre las que suele haber buenas pero ¿cuántas? Así que muchos que han renunciado a los hijos se dicen que ¿cómo van a someter a esas pruebas al ser que más van a querer? Y deciden dejarle en el lugar pacifico donde Dios los guarda. Tengo cerca de mí, por parentesco y amistad , parejas que se casaron con la promesa de no tener hijos. Y la han cumplido. Ya ha pasado el tiempo, ya no los tendrán y acabarán esas familias. Es muy triste llegar a esta conclusión. Ya he contado que en Madrid están cerrando maternidades por falta de clientela y que en muchos colegios hay salones de clase en los que no hay ni un alumno español, o son marroquíes, argentinos, hondureños, paraguayos y así. Los gobiernos dan pensiones a las madres que tienen hijos, pero no les llama la atención ese regalo. Y esto de las pensiones que se otorgan por diversas causas es como una sangría para las economías de esos países. ¡Vaya problema! Quien sabe como lo arreglarán, porque, además, están las guerras. ¿Qué madre va a querer tener un hijo para que se lo maten o lo dejen inválido? Pues piensan y se dicen: "No". Estos héroes muertos durante toda la historia de la humanidad son la justificación de la fabricación de armas con las que se enriquecen los egoístas y desalmados duelos del inhumano negocio. Y cuando pueden nos hablan de la patria. Toluca junio 2010
