Día del…¿Trabajo?

De alcance nacional

 

CUAUHTÉMOC CISNEROS MADRID

 
La desesperación es una razón más que entendible —en ocasiones hasta justificable— para que los seres humanos cometamos actos que de manera ordinaria rechazaríamos, y nos mostraríamos contrarios a su aparición; sin embargo, en la actualidad muchas de estas razones parecen estar coincidiendo en tiempo y forma.

Días más, días menos, México se encuentra a tan sólo 730 días de lo que pudiera ser una fecha fatal que coincida con 1810 y 1910, en donde los mexicanos de entonces, como los de ahora, permitieron que su desesperación tuviera un escape y se convirtiera en un grave problema social que tuvo un alto costo de vidas, tiempo y recursos.

La falta de trabajo, las desigualdades y la ignorancia motivó a millones de personas en aquel entonces para que salieran a la calle a manifestarse de la peor manera posible: convirtiendo su malestar en una guerra civil verdaderamente espantosa, como los son todas.

Hace unos días —el 1º. de Mayo— salieron a las calles de las principales ciudades y pueblos del país, miles de personas que cuentan con un empleo más o menos seguro, a manifestarse (que no a festejar o celebrar nada), en contra de los bajos sueldos, de la injusta disparidad entre lo que ganan unos y otros, de la forma de vida de unos y otros, de los lujos desmedidos en los que viven unos y la desgracia de los más.

Si como dicen los datos oficiales “sólo” 25 millones de mexicanos viven en la extrema pobreza, se refieren a la cuarta parte del país, mientras que otros 60 millones se lían a diario para aparecer en las estadísticas de “clase medieros” con ínfulas de ricos, y el resto es de ricos y muy ricos, aunque también deben de estar entre estos muchos de aquéllos que ni siquiera aparecen en las estadísticas (ni en la de los más desgraciados de los desgraciados, éstos de hecho no existen, están muertos, pero nadie les ha informado).

Mientras tanto, el Presidente de México —como los camaleones— cambia de disfraz y de pretender ser el “Presidente del Empleo”, pasa a ser “un Presidente Indigenista”. Lo del empleo es un asunto liquidado, que no es lo mismo que resuelto: por principio de cuentas, sus “estrategias” fracasaron (el presidente del Banco de México lo afirma con sus cifras), tal vez a ello se deba que decidió cambiar de giro, al tiempo que ordenaba al secretario del Trabajo y Previsión Social, que anunciara la “muerte definitiva” de la tradicional presencia del presidente en el Desfile del Día del Trabajo.

A menos que autoridades, empresarios y políticos de todos los signos, se pongan de acuerdo y aunque sea por la más vil de las conveniencias hagan algo para que los millones de desempleados alcancen un empleo más o menos formal, las consecuencias serán devastadoras y absolutamente todos seremos perdedores.

CUAUHTÉMOC CISNEROS MADRID / Presidente de Comunicación Cultural, A.C., Asociación de Periodistas de Prensa, Radio y Televisión.

Correo electrónico: ccmadrid@att.net.mx