Lunes, 27 de Mayo 2024

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Desatienden el medio ambiente

Por: EL INFORMADOR

Que en nuestra comunidad siempre pesen más las carencias que la disponibilidad de recursos, no nos justifica para ir por el camino incorrecto. Que la clase política que nos gobierna tenga una permanente lista de promesas por cumplir frente a un escueto catálogo de logros, no es pretexto para despreciar temas trascendentales que exigen acciones que van mucho más allá del período de una administración.

Es verdad que tiene más “rating” la competencia entre partidos y candidatos en una contienda electoral, que las áridas investigaciones técnicas que nos permitirán resolver problemas como la falta de abastecimiento de agua potable o el correcto tratamiento de nuestra basura.

Pero es que cada vez que se abordan conflictos así, nos damos cuenta que faltan inversiones multimillonarias y muchos años de trabajo, por ejemplo, para reparar las fugas en nuestra kilométrica red de agua potable. Igual pasa con el permanente daño a cauces de ríos, a los que arrojamos casi todas nuestras aguas residuales, pero sin tratamiento.

Lo mismo podría decirse de la contaminación atmosférica, pues en esta ciudad hay cada vez más coches, aunque todos los especialistas insisten en que esto nos conduce a una segura crisis ecológica y de movilidad.

Estos temas, para acabar, no gozan de popularidad, porque obligan a que haya, además de un compromiso auténtico de los gobiernos federal, estatal y municipales, un acuerdo inflexible en el que participemos todos los ciudadanos, pues finalmente en los actos de contaminación la responsabilidad es general.

Y en este negativo escenario, es imperdonable que las nuevas administraciones municipales incurran en el mismo error cometido desde décadas atrás: no dar importancia a las políticas públicas para prevenir y combatir la contaminación y el daño al medio ambiente. De entrada, dan una pésima señal al nombrar como titulares de las direcciones responsables a personas que no tienen experiencia e incluso, en algunos casos, ni siquiera idea del trabajo que deben realizar; igualmente negativo es que no se destine un presupuesto suficiente —por más que los recursos sean escasos— a alcanzar objetivos realistas para mejorar el entorno ecológico. Los cambios no pueden ser milagrosos, pero sí paulatinos y permanentes. El problema es que administraciones van y vienen, y ninguna se hace cargo, con seriedad, del ambiente en el que vivimos todos. Las consecuencias se pagarán tarde o temprano.

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