| Demagogia Por: EL INFORMADOR 4 de junio de 2008 - 23:00 hs Economía y fisco La demagogia es la dominación de la plebe, es hacerle creer al pueblo que se trabaja para satisfacer sus necesidades. El demagogo es el que usa un lenguaje falso para halagar al pueblo, es parte de su discurso para atraer a las multitudes, para aumentar su poder. En México tenemos ejemplos palpables, basta con ir al Zócalo capitalino. Sin embargo, todos los gobernantes tienen necesidad tarde o temprano de acudir al uso de las técnicas de la demagogia, que constituyen todo un arte, en su ansia de legitimación. Sirve para autentificarse en el mando cuando se ha llegado falto de poder. Es un poco de lo que ahora se hace con la guerra contra el narcotráfico, entre más cruenta y sangrienta mayores son sus beneficios, no se ve, pero vamos ganando (dicen). Lo que menos deseamos es que se esté utilizando con fines políticos y al final las cosas queden como antes o peor, por los graves efectos colaterales que tiene. Que se maten entre ellos no afecta a la población en general, con respeto a los deudos de los muertos, pero que los decomisos de droga y dinero se compensen con secuestros exprés, eso sí duele, como está sucediendo todos los días en Tijuana principalmente, y en otras poblaciones. Algunas de las frases demagógicas más usadas son: consulta popular, redistribución del poder, solidaridad, pacto de civilidad, referéndum, que los usufructuarios del poder utilizan para continuar dentro de un partido de vividores. La necesidad de acabar con el monopolio del poder nos llevó a la necesidad de redistribuirlo, y ahora no hallamos cómo hacerle para acabar con la mala distribución que de él se hizo. El poder cayó en manos de individuos ansiosos por asumir la responsabilidad y la impunidad que proporciona el cargo público. Desde la modesta placa del policía, hasta la mullida curul del Congreso, pasando por la reluciente charola, unos más, otros menos, gozan de la impunidad que da el poder, la gran satisfacción del ego de tratar a los demás como objetos y no como personas. Hasta los nombres con que se nos designa son insultantes: el sujeto pasivo del impuesto, el causante, hoy cambiado por el de contribuyente. El que trabaja para que los amos del poder vivan bien, el que empuja el carrito para pasear a los que van arriba, que cada día son más. Nadie puede romper el orden institucional en turno: es conducta delictiva. Las conductas delictivas también las cometen los hombres del poder, pero no se les puede enjuiciar porque tienen fuero o influencias (palancas). En todo caso, el castigo no es igual, si acaso va de la tibia amonestación a la separación del cargo o traslado a otra Entidad, y cuando mucho a la suspensión temporal del derecho a volverse a subir al carrito. Aristóteles decía que “se aferran a los cargos públicos como si estuvieran afectados de una enfermedad que sólo pudiera curarse con su continuidad en el poder”. LUIS JORGE CÁRDENAS DÍAZ / Contador Publico Certificado. Correo electrónico: luisjcardenas2@hotmail.com Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones