| Cuando la Ley Fuga era un recurso... Por: EL INFORMADOR 30 de marzo de 2009 - 23:00 hs En la historia criminal de México, durante algún tiempo, estuvo en práctica un procedimiento inequívoco para combatir la delincuencia, y se utilizaba especialmente en casos de criminales muy notorios; fue, en otras palabras, una alternativa de emergencia cuando en la Ciudad de México se suprimió definitivamente la pena de muerte, y ahora algunos grupos políticos despistados tratan de que se vuelva a aplicar. Los hechos de ese entonces corroboran que ese terrible castigo no atemorizó para nada a los criminales. Sin embargo, decíamos, lo que popularmente se conoció como “Ley Fuga”, una inventiva típicamente nuestra, era más temida por la delincuencia, porque no sabían a quién y bajo qué circunstancias les sería aplicada. Todos estos hechos históricos corresponden a una época en que el país entraba a un proceso de modernización con el llamado nuevo modelo de Estado mexicano. Pero y bien ¿qué era en sí la temida “Ley Fuga”, misma que se aplicó inexorablemente en casos muy sonados y que causaron expectación entre la opinión pública de aquel entonces? El modo adoptado para poner en marcha la “Ley Fuga”, no era nada complicado. Tan sólo se sacaba al delincuente escogido y se le conducía fuera de la celda donde estaba alojado, con el pretexto de una diligencia, o un traslado de “domicilio”. En el camino se dejaba libre al reo, e incluso se le decía que estaba libre, que echara a correr y sobre la marcha los custodios encargados de él, le disparaban a mansalva. Y colorín colorado. Se había hecho la justicia que reclamaba la sociedad. Por supuesto el reo era victimado y entonces se anunciaba que al llevarlo a tal o cual parte “intentó fugarse”, por lo que se le requirió para que se detuviera, pero al no hacerlo, no hubo más remedio que detenerlo a balazos. La sociedad no se mostró muy de acuerdo con esa modalidad, de todos modos cruel e inhumana, pero reconocía que era un mal necesario y acababa por callar y aceptarlo. La existencia de la Ley Fuga originó miles de discusiones en pro y en contra, porque había quienes defendían la vida del delincuente y consideraba que era un crimen darle muerte bajo ese disfraz. La mayoría, no obstante sentía lo que se hacía, estaba de acuerdo en poner a los más crueles asesinos en la fila de espera, rumbo a la “Ley Fuga”. Si los delincuentes de otras épocas tan torvos como Luis Romero Carrasco —de mero Santa Julia—; Alberto Gallegos —a los que por cierto les fue aplicada la temible “Ley Fuga”—, “Pancho Pistolas”, “El Sapo”, Fidel Corvera Ríos y tantos más, temblaban ante la sola amenaza de ser enviados a las Islas Marías, es posible que la “Ley Fuga”, aun fuera de todo contexto legal, constituiría de nueva cuenta una amenaza psicológica que de alguna manera detendría la prosecusión y consolidación de lo que ya se considera como cultura de la violencia. MANUEL LÓPEZ DE LA PARRA / Periodista. Correo electrónico: loppra@economia.unam.mx Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones