Contaminación visual

El vertiginoso crecimiento que ha tenido en las últimas décadas la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG), ha producido una serie de fenómenos que, en algunos casos, suelen ser vistos como “normales” o propios de las grandes urbes, cuando en realidad son vicios que afectan directamente la calidad de vida de los habitantes de la gran metrópoli.

Tal es el caso de la desmesurada proliferación de anuncios llamados espectaculares, que se han alzado por todos los rumbos de la ciudad sin ningún control por parte de las autoridades municipales o estatales. Basta circular por cualquier arteria amplia de la ZMG para enfrentar el golpe visual que significa la acumulación de estructuras que se yerguen desde las banquetas, los predios o las azoteas de las fincas, anunciando todo tipo de productos y servicios.

Ante esta agresiva práctica en que han incurrido empresas y autoridades, representantes de la asociación civil “Guadalajara 20-20” presentaron el viernes pasado una queja ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco (CEDHJ), contra la proliferación de anuncios espectaculares que, además del impacto visual que afecta a los transeúntes, han provocado la tala indiscriminada de árboles para permitir su visibilidad.

Tras recibir la queja por parte de la asociación, el titular de la Primera Visitaduría de la institución notificó que ésta se unirá a las investigaciones de otra queja que ya se había presentado semanas atrás contra la instalación de este tipo de anuncios en toda la ZMG.

En el señalamiento puntual de “Guadalajara 20-20” se subraya un dato que se acumula como agravante al daño que causa la acumulación de letreros e imágenes en las vías de comunicación: algunos de estos anuncios cuentan con instalación eléctrica y distraen a los conductores, como es el caso de los que están en la Glorieta de La Normal y en los cruces de la avenida Chapultepec con Hidalgo y Vallarta.

Tiene razón la asociación en su señalamiento de que al permitirse la proliferación de la contaminación visual en grandes estructuras, se ponen en peligro la salud, el ambiente, e incluso la vida, lo cual violenta los derechos humanos.

Es razonable, comprensible y digna de ser apoyada, la preocupación por tener una ciudad libre de cualquier contaminación, como lo señalan los promotores de la queja. “Particularmente a nosotros nos interesa lograr que el tema de la contaminación ambiental en vías de una ciudad con calidad de vida mejor se atienda, ya que es ofensivo para todos los ciudadanos la cantidad de espectaculares que hay en toda la ciudad”, ha dicho el presidente de “Guadalajara 20-20”, José Palacios Jiménez.

Si en otras ciudades del mundo, incluso dentro de nuestro país, hay ejemplos de que es posible el retiro de esta publicidad y con ello se mejora la calidad de vida de sus habitantes, no hay ninguna razón para dudar que en nuestra zona metropolitana esto se puede lograr. Sólo hace falta voluntad política y extender la conciencia ciudadana para hacer valer el derecho a una mejor ciudad.