| Cohetero Por: EL INFORMADOR 19 de marzo de 2009 - 23:00 hs ENTRE VERAS Y BROMAS Frase —modestia aparte— para los bronces: “El oficio de gobernar es como el del cohetero: de todos modos te chiflan”... El presidente municipal de Guadalajara, Alfonso Petersen Farah, sabe mucho del tema. El motivo: las obras que se realizan en el Centro de la ciudad. —II— Hasta mediados del año pasado —segundo de la actual administración—, los comerciantes del Centro se quejaban amargamente de la indolencia de las autoridades locales: todas, durante las campañas electorales, enarbolaban con singular enjundia —de dientes afuera, por supuesto— las banderas de la dignificación del “primer cuadro” de la ciudad. En la práctica, todo quedó en avances mínimos e inconexos: el arranque del programa de las Cien Manzanas con César Coll, el maquillaje a las calles por las que pasarían los asistentes a la Cumbre de Jefes de Estado de 2004 con Francisco Ramírez Acuña, la peatonalización de algunas plazoletas con Fernando Garza y el retiro de los comerciantes que habían convertido en tianguis algunas calles “peatonales” con Emilio González Márquez como alcaldes. Ahora, a raíz del programa de sustitución de pisos y banquetas en la zona aledaña al “Centro Histórico”, al margen de las múltiples y diversas manifestaciones de inconformidad, 50 comerciantes presentaron sendas quejas contra la autoridad municipal ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH). El motivo: daños en su salud y perjuicios en su economía. —III— Puesto que los comerciantes del Centro serán, a la larga, los principales beneficiarios directos de las obras, la CEDH está ahora como la Iglesia, cuando en 1431 excomulgó y condenó a la hoguera a Juana de Arco... y en 1920 la canonizó. O como el proverbial aprendiz de jurista que pidió a un maestro: “Enséñame a litigar, y te pagaré cuando gane mi primer caso”... Tiempo después, como el aprendiz no le pagaba, el maestro lo demandó. “Si te gano —le advirtió—, me pagas porque te demando para que me pagues; y si me ganas, también me pagas porque prometiste hacerlo cuando ganaras tu primer juicio”... El alumno le reviró así: “Si gano, no te pago porque tú me demandas para que te pague; y si tú ganas, tampoco te pago porque convinimos en que te pagaría cuando ganara mi primer pleito”. O sea que “de todos modos Juan te llamas”. (O Alfonso, que para el caso da igual). Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones