| “Carlos, no prometas lo que no puedas cumplir” Por: EL INFORMADOR 31 de agosto de 2008 - 23:00 hs Con esas palabras como cabeza, EL INFORMADOR publicó el primero de abril de 2007, una entrevista que la reportera Nelly Landeros le hiciera a la señora Martha Torres, madre de Carlos Jorge Briseño Torres, quien precisamente ese día asumía como nuevo rector general de la Universidad de Guadalajara (UdeG), en un fastuoso acto celebrado en el Teatro Diana, uno de los emblemas del Corporativo de Empresas Universitarias, que entonces encabezaba el ex rector Raúl Padilla López. Eran los días de gloria, los días de sueños, los días que presagiaban grandeza para el protagonista central de la historia. Tanta grandeza veía él mismo en el capítulo que abría en esa historia, que en su discurso inaugural llegó a hablar de sólo dos paradigmas en los liderazgos de la UdeG: José Guadalupe Zuno y Raúl Padilla López… antes del de Carlos Jorge Briseño Torres. De ese tamaño. Casi 17 meses después de su asunción, el martes 26, el rector general, montado en la cresta de una ofensiva contra el “cacicazgo” de Padilla López, arremetió, y prometió: “No me temblará la mano. No me tiemblan las piernas. No tengo cola que me pise nadie, mi conciencia está tranquila y tengo las manos limpias. No me van a destituir de la UdeG. No hay mayoría en el Consejo General Universitario que pueda estar por encima de la ley”. El viernes 29 de agosto, poco antes de las 14:00 horas, Carlos Briseño Torres fue destituido por un Consejo General Universitario (CGU) que le era, desde el inicio de su gestión, mayoritariamente adverso. No estaba en sus manos prometer que no sería destituido; las manos que orquestaban su caída (a reserva de lo que digan los tribunales) se situaban —según el propio Briseño reveló, envalentonado, ese martes 26— “en San Juan de los Lagos 111”, el domicilio de Padilla. La sesión del CGU del viernes 29 de agosto fue tumultuosa, tormentosa. Arrancó y transcurrió por tres horas en un durísimo juego de fuerzas entre el control de la presidencia que tenía Briseño, y el empuje de la abrumadora mayoría de consejeros. Hasta que la cuerda reventó y el todavía rector pareció cometer el único error estratégico desde que lanzó su ofensiva contra “el cacique” Padilla: primero abandonó el Paraninfo, y luego salió del edificio de Rectoría. Ahí, sus detractores (“conspiradores y golpistas” les han llamado Briseño y sus aliados) encontraron el arma letal para proceder a la destitución y el ungimiento de Marco Antonio Cortés como rector sustituto. “Al rector general lo sustituirá el primero de abril de 2013 aquel que elija la comunidad universitaria”, dijo Carlos Briseño en su memorable discurso del 26 de agosto. La promesa, también ésta, se presenta hasta ahora como fallida. El padillismo se está reagrupando, algunos amigos del rector destituido (entre ellos, significativamente, Arturo Zamora, con quien hacía mancuerna en busca de los liderazgos del PRI estatal) se alejan y dan la razón a la mayoría del CGU. La lucha en los tribunales puede ser rápida o prolongada, mientras Briseño está fuera de la Rectoría General. Probablemente ya hizo algunas llamadas para repetir la frase que solía decir, según reveló la señora Martha Torres aquel primero de abril de 2007: “Madre, todo está bien; no todo lo que dicen los medios es verdad”. VÍCTOR E. WARIO ROMO / Periodista. Correo electrónico: vwario@informador.com.mx Temas Carlos Briseño Torres Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones