Cada vez votan menos

De alcance nacional

De acuerdo con un somero análisis de las estadísticas del Instituto Electoral del Estado de Jalisco (IEEJ), y del propio Instituto Federal Electoral (IFE), se desprende que en las elecciones celebradas en el curso de los últimos 15 años, la concurrencia a las urnas ha ido disminuyendo paulatinamente, lo cual tiene que ver con la falta de credibilidad en los partidos políticos y de sus representantes ante la ciudadanía.

Si bien es cierto que durante años se llegó a dudar de la confiabilidad de los organismos encargados de organizar las elecciones —todos ellos dependientes del Gobierno, de una u otra manera—, llegó un momento en que éstos se medio ciudadanizaron y la gente acudió a votar, ya sea por algún partido o por el ciudadano que lo representaba. Desafortunadamente, este proceso duró un breve lapso y poco a poco fue denigrándose hasta llegar a convertirse en lo que hoy tenemos: una partidocracia.

Así, en los últimos años es la mayoría de las minorías la que se ha apoderado de los distintos gobiernos, gracias, entre otras cosas, a las “alianzas” entre partidos, los cuales deciden unir sus miserias, no en función de la compatibilidad ideológica o el beneficio de la población, sino de los intereses políticos y económicos que les animan, y que por cierto no son nada despreciables $$$.

En ese mismo contexto, es que debiera de ocuparnos el hecho de que los dueños del poder, esto es, los partidos políticos, en su mayoría no han cumplido con la mínima normatividad en cuanto a la transparencia con que deben ejercer el suculento presupuesto autorizado por sus compañeros de partido en el Congreso del Estado —y en el Congreso de la Unión—, al grado de que, de acuerdo con información publicada por esta casa editorial, “El Instituto de Transparencia califica con un promedio de 44.05 puntos sobre 100, por no dar a conocer origen y aplicación de recursos públicos y privados”.

Y por si ello fuera poco, con la llamada Reforma Electoral que dizque realizaron a últimas fechas, lo más sobresaliente es que los diputados se autorizaron un presupuesto mayor para el gasto de los propios partidos, lo que se traduce en una desvergüenza, toda vez que significa otra oportunidad de gasto, para capturar a cada vez menos votantes.

Y por si ello no bastara, “la cabeza de los consejeros —elegidos en iguales circunstancias— hoy se encuentran en la mesa de las negociaciones, a efecto de que quienes continúen, representen los intereses, ya no sólo de determinado partido, sino además de quienes llevan las riendas de los mismos”.

Ante dicha realidad, es deseable que la opinión pública contribuya a que la sociedad civil se organice de tal forma, que logre acotar las desmedidas actuaciones de quienes hoy dicen representarles en los ámbitos local y nacional, pues de no hacerlo, los principios democráticos que se habían anhelado continuarán ausentes, tanto en la palabra escrita, como en la situación que se vive.

CUAUHTÉMOC CISNEROS MADRID / Presidente de Comunicación Cultural, A.C., Asociación de Periodistas de Prensa, Radio y Televisión.
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