| “Boicot” Por: EL INFORMADOR 15 de enero de 2009 - 23:00 hs ENTRE VERAS Y BROMAS El lunes, en el momento de mayor tensión por la petición de un incremento en las tarifas del transporte público en la Zona Metropolitana de Guadalajara, surgieron, espontáneas y dispersas, algunas voces. Correspondían a usuarios habituales del servicio urbano de autobuses. Lo hacían desde el fondo de su irritación: al margen de la validez de los argumentos de carácter financiero —argumentos que en ningún momento se hicieron públicos— con que supuestamente se sustentaba la demanda, los “pasajeros frecuentes” de los camiones que resuelven (bien que mal...) el problema del transporte de 70% de los habitantes de la mancha urbana, son, a la vez, testigos y víctimas de las insuficiencias, ineficiencias y deficiencias de ese servicio público que la autoridad, desde tiempo inmemorial, lo ha concesionado a particulares. —II— —¡Boicot...! —proponían, desde el fondo de su rabia, algunos ciudadanos... Boicot (anglicismo por Boycott, apellido del primer sujeto al que se sometió a esa forma de vindicta pública, a fines del Siglo XIX), según el diccionario, es la acción de “privar a una persona o una entidad de toda relación social o comercial, para perjudicarla y obligarla a ceder en lo que de ella se exige”. El boicot, en concreto, consistiría en que la gente dejara de abordar los camiones, para forzar a sus propietarios a deponer su exigencia de aumentar las tarifas. —III— Puesto que el transporte es una necesidad individual y social básica, se proponía resolverlo a base de caminar, usar la bicicleta —como sugería, perversamente, un dirigente de la Alianza de Camioneros— y organizar “tandas” entre los propietarios de automóviles. Independientemente de que la primera solución (caminar) resulta impracticable, por las distancias; la segunda (pedalear) raya en lo temerario por lo inapropiado de las vialidades, y la tercera (la solidaridad entre los vecinos), aquí, se antoja utópica, lo más endiablado del caso estriba que no se trata de una medida novedosa, ni mucho menos original... De hecho, un “boicot hormiga” se viene practicando desde hace décadas en Guadalajara y anexas: consiste en que cada ciudadano, en cuanto puede, se compra cualquier cosa que ruede con tal de liberarse del transporte público, sin reparar en que, con ello, sale de Guatemala... para entrar en Guatepeor. Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones