Martes, 17 de Junio 2025

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Azucena, la de Jalisco

Por: EL INFORMADOR

Eso que algunos llaman espejo de la televisión, tiene un elemento positivo, pues permite activa interrelación social en la comunidad actual. De esta manera, por ejemplo, estamos al tanto de lo que ocurre en muchos lugares distantes y lejanos y esto constituye un modelo de cierta convivencia que sirve para conocer cómo se desempeñan en las distintas facetas del quehacer humano, otras ciudades, otras comunidades fuera o dentro de nuestro propio país.

De acuerdo con lo anterior, sin que seamos muy conocedores de ese tipo de actividades, por ejemplo, nos gusta cada vez que hay tiempo, presenciar los programas televisivos de uno de tantos canales que debe tener Guadalajara, —que por ciento es la urbe que ocupa el segundo lugar inmediatamente después de la de México—, y entre sus muchos y variados programas, consideramos que destaca en especial uno de ellos que pasa al filo del medio día, y que si mal no recordamos, lleva el nombre de “Luján en vivo”, —Víctor Manuel Luján—, que al parecer es el apellido del animador que hace lo imposible por agradar al teleauditorio que seguramente debe ser numeroso por muchas razones.

Se trata de un programa dinámico, con música variada, y en la que el conductor, dotado de especial empatía lo hace realmente agradable, de tal modo que nos hace olvidar momentáneamente las presiones de una metrópoli; como lo es la capital mexicana.

Pero, además, se nota en todos y cada uno de los participantes, no solamente un sutil dejo de aire provinciano, por cierto lo hace realmente agradable, y una alegría sincera de todos ellos, sobre todo cuando a coro entonan la célebre canción debida a la inspiración del llamado “pintor musical de México, Pepe Guízar, Guadalajara”, se nota que sus versos los sienten como un himno, un himno que conlleva el complejo y abstracto principio del alma provinciana, en especial con aquellas palabras de “Guadalajara, tienes el alma de provinciana”, y como alguien dijo por ahí “...la provincia es la patria...”.

Pero hay algo más, pues además de carismático conductor, y demás integrantes, destaca una cantante joven, guapa, sencilla, vestida con elegancia, Azucena, Azucena la de Jalisco, al menos así la llaman artísticamente, pues al decir verdad personifica el modelo, el paradigma típico, clásico, de esos lares, de esas tierras, —ya hubo, anteriormente, una “Norma, la de Guadalajara”—, ahora está una Azucena, la de Jalisco, y que por supuesto le impregna a sus canciones una sensación muy especial de ternura; de ternura exquisitamente femenina, y que gusta de exhibir sin inhibiciones sus ojos, los ojos que han hecho famosas a nivel mundial, a las mujeres de Guadalajara, y que a decir verdad, son la admiración de todos aquellos europeos que por lo general tienen ojos azules.

Azucena, la de Jalisco, representa límpidamente a la mujer tapatía discreta, con un perfil muy jalisciense, y su mirada es en efecto profunda, muy profunda que mira hondo, que mira con garbo, y todo eso le da un toque emotivamente femenino, dulce, terso, acariciador, y que reta al más pintado para que le susurre palabras bonitas, que al escucharlas responde con un ligero mohín de sus labios intensamente rojos, seductores, inalcanzables.

Jalisco, pues, y en especial Guadalajara, la del alma provinciana como la define Pepe Guízar, tiene su fama por ser la tierra de las mujeres bonitas, así como Azuzena...

MANUEL LÓPEZ DE LA PARRA

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