| Ayer... y hoy Por: EL INFORMADOR 3 de febrero de 2009 - 23:00 hs Continuando mi artículo de la semana anterior y mi charla con mi amigo el Churiquis, le pregunto: — ¿A su amigo “El Nopalito” por qué le dicen así? — Es que es muy chaparrito, no creció y dice que si se hubiera tardado en nacer no habría nacido, pero en cambio la Naturaleza lo compensó, ya que según dice: “Es un gigante del pensamiento”. — ¿Y a él qué le encargaron investigar? — Él va a dar a conocer “la antropometría del cacomixtle” y cuántos tonos tiene el color “verde venado”, pues jura y perjura que las plumas del venado que él conoció eran de ese color y quiere compararlos “con el verde violín” que tiene ese instrumento, el cual también toca. — ¿Y a Geandra Leandra qué comisión le dio el grupo “la mafia intelectual de Tapalpa”? — A ella, por ser mujer, se le encomendó que viera por qué las gallinas no usan faja, y explicara las ventajas de que usaran brassier; igualmente va a estudiar las razones del por qué en el corral, donde las gallinas cantan como gallo y los gallos cacaraquean es segura la pelea. — Y a usted, Churiquis, además de investigar qué es “la nada”, ¿qué encomienda le asignaron en ese grupo de intelectuales? — Como tan sólo soy “un pobre venadito que habita en la serranía”, soy el coordinador de los trabajos y resultados que obtenga el grupo, y como no tenemos en Tapalpa “Escuela de cafetería y letras”, me encargaré de expedirles los diplomas que los acrediten como “Filósofos de la Sierra”, también tengo a mi cargo que los trabajos se publiquen en un libro y ahí entra usted, porque queremos que nos asesore para que se pueda llevar a una editorial para su publicación y conocimiento, ya que nos gustaría que en la próxima Feria del Libro se presente y se comercialice ese volumen. Pero para evitar que nos fuéramos a ahogar en esas profundidades del intelecto, o nos volviéramos lurias como los filósofos que conocemos, le propuse a mi amigo que nos bajáramos de las nubes en donde andábamos y que ya en la tierra la disfrutáramos con unos ponches de granada, de tamarindo o capulín, y los acompañáramos con alguna panela o queso de los que aquí se fabrican, y que completáramos la comida con unos tamales de acelgas, que son propios de la Sierra, y como él aceptó, lo que nos faltaba del día nos la pasamos muy a gusto. Y ahora sólo me falta desearles a mis pacientes y amables lectores, que 2009 sea un año venturoso, a pesar de la crisis que sufrimos. ADOLFO MARTÍNEZ LÓPEZ / Escritor. Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones