| Aún no... Por: EL INFORMADOR 28 de mayo de 2008 - 23:00 hs ENTRE VERAS Y BROMAS Forma parte de la leyenda áurea --que también la tuvo-- de la dictadura que marcó, en México, la transición del siglo XIX al XX, la célebre declaración de Porfirio Díaz al periodista estadounidense que le pedía la exclusiva de una luz, por tenue que fuera, al final del túnel: “México todavía no está listo para la democracia”. Vino la revolución maderista, con las banderas ideológicas de “Sufragio efectivo, no reelección”. Los asesinatos de Madero y Pino Suárez inauguraron “la decena trágica”. La Revolución se volvió gobierno. Calles echó a andar la que Mario Vargas Llosa, muchos años más tarde, con puntería de apache, llamaría “la dictadura perfecta”... -II- El tiempo --“supremo juez...”, según Paul Dukas--, agregó a la supuesta “dictadura perfecta” en la extensa lista de “lo que el viento se llevó”. Los vientos del cambio propiciaron que los procesos electorales mexicanos, por fin, tuvieran credibilidad (el “Sufragio efectivo” que soñó Madero). Cuando eso sucedió, el pueblo se rebeló ante la consigna de “más vale malo por conocido que bueno por conocer”, y decidió optar por otra fórmula: la que fuera. El caso era romper la inercia histórica a la que México parecía estar condenado por los siglos de los siglos. A raíz de las explosiones de abril del ´92 en el Sector Reforma de Guadalajara, sumadas al ya señalado esquema que daba una razonable garantía de elecciones confiables, Jalisco se convirtió en “estado piloto” hacia el esperanzador “cambio”. -III- El tiempo --otra vez-- hizo su efecto. Primero fue el sacrificio de la ideología panista (“el bien común”, “la justicia social”, “la patria ordenada y generosa”...), en aras del pragmatismo y la proclividad hacia el poder por el poder mismo. Ahora es una reforma electoral que deja en manos de los partidos políticos la potestad de designar y remover, prácticamente a placer, a los funcionarios electorales: algo así como dejar las tarjetas rojas, en un partido de futbol, en manos de los jugadores o de los dueños del equipo, para que expulsen al árbitro en cuanto les plazca... El tiempo --una vez más-- parece dar la razón (cien años después) a Don Porfirio: “México aún no está listo para la democracia”. Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones