| ¡Alerta para todos! Por: EL INFORMADOR 11 de mayo de 2008 - 23:00 hs De alcance nacional CUAUHTÉMOC CISNEROS MADRID Vaya usted a saber a cuánto ascienda la cifra real y final de las personas que perdieron la vida y las damnificadas luego del paso del ciclón “Nargis”, en tierras asiáticas, pero lo más real de todo ello es que lejos de ser sólo cifras, se trata de seres humanos en desdicha, y lo peor es que todos abonamos de una manera o de otra, a la creación de este tipo de desgracias. Perdidos como estamos en la problemática cotidiana (en la que se ven involucrados algunos calificados como mártires mexicanos), que parece una minucia al lado de acontecimientos detonados en otras latitudes, los seres humanos debemos de aprender a valorar las experiencias buenas, malas y peores que se presentan en el planeta, para que luego de la reflexión y el análisis busquemos respuestas y soluciones, al menos aproximadas a las grandes catástrofes que se han venido presentando de manera más regular a partir de la segunda mitad del siglo XX. Quienes vivimos de cerca o de lejos lo acontecido en el Distrito Federal en 1985, luego del temblor que acabó con buena parte de la ciudad capital y un sinnúmero de vidas, no podríamos volver a ser los mismos. Y ni duda cabe que luego de las explosiones del 22 de abril en Guadalajara, la sociedad tapatía se sacudió y se transformó. Luego vinieron —de manera asombrosa— los estragos dejados por los huracanes, los ciclones y algunos otros movimientos telúricos de afortunada menor magnitud en nuestro país; algunos más que destrozaron ciudades de otras naciones, y así transitamos de experiencia en experiencia, hasta llegar al tsunami de 2004, en donde todo el mundo se quedó boquiabierto, por lo espantoso, por lo inesperado y por lo catastrófico. Científicos, demás estudiosos y algunos estadistas empezaron a profundizar en los nuevos fenómenos, sus causas y su posible evolución, sin embargo, luego de la sensación de vacío inicial, del temor causado por lo desconocido, todo pareció volver a la “normalidad”, esa normalidad en que sólo nos preocupan nuestros intereses personales y egoístas, así como la competencia por atesorar fortunas materiales y unas cuantas indulgencias —por aquello de que en el remoto caso de que nuestras buenas obras terrenales no hubiesen sido suficientes para nuestro tránsito hacia el paraíso apetecido—. Más nos valdría asumir la postura de “poner nuestras barbas a remojar”, no vaya a ser que un día de éstos lo que hoy parece tan lejano geográfica y potencialmente, nos tome desprevenidos y tengamos que lamentar pérdidas irreparables como lo son las vidas de nuestros seres queridos, conocidos o desconocidos, pero al fin seres humanos. Mire usted, en realidad todos podemos poner nuestro granito de arena; basta con apagar los focos que no necesitamos, cerrar el agua de la llave para que no se desperdicie, comer lo indispensable, etc. ¿Verdad que sí podemos ser parte de la respuesta? CUAUHTÉMOC CISNEROS MADRID / Presidente de Comunicación Cultural, A.C., Asociación de Periodistas de Prensa, Radio y Televisión. Correo electrónico: ccmadrid@att.net.mx Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones